Por Quetzalli Saravia Amador (*)
Según consta en el informe “defender los derechos humanos en México: silencio e impunidad“ emitido por el Comité Cerezo México, que comprende de junio de 2023 a mayo de 2024 y que registra únicamente violaciones a derechos humanos como castigo o respuesta a la labor de defensa de los derechos humanos de las víctimas: “ACUDDEH documento 68 eventos cometidos en contra de personas defensoras de derechos humanos en México, lo que resultó en un total de 154 actos de otras violaciones a los derechos humanos (distintos a la detención arbitraria, la ejecución extrajudicial o la desaparición forzada) estos 68 eventos afectaron a 31 personas, 38 organizaciones y 27 comunidades”
Es necesario aclarar que las violaciones a los derechos humanos solo las cometen los entes gubernamentales y sus agentes, los actos cometidos por un particular sin vinculación con el gobierno o sus agentes son delitos.
¿Qué hace un defensor de derechos humanos?
Un defensor de derechos humanos y de recursos naturales como individuo o miembro de colectiva u organización investiga, documenta, cuando es víctima aprende desde su experiencia y cuando no lo es acompaña a las víctimas, educa, concientiza, promueve, hace denuncias públicas y ante las autoridades, en algunos casos inciden en políticas públicas, marchan, pintan, hacen mítines, usan las herramientas necesarias para ser escuchados, protegen y promueven la gestión adecuada de los recursos naturales como el agua, aire, tierra, flora y fauna, luchan contra la contaminación y la explotación voraz, con el fin de promover y proteger los derechos humanos de los individuos, comunidades y la sociedad en general para tener una vida digna. Sus acciones nos benefician directamente como sociedad, aún que muchas veces los desconocemos o peor aún dejamos su lucha en el olvido, sin saber que para mantener los derechos conquistados es necesario permanecer alertas, exigirlos y en caso necesario luchar por defenderlos.
¿A qué se enfrentan?
Por su decisión de no callar y alzar su voz ante las injusticias, causadas por el interés económico de unos pocos, pertenecientes a las clases económicas más altas, los defensores casi siempre provenientes de clases proletarias pueden sufrir: intimidaciones, agresiones, falta de recursos, torturas, despojo, acoso, espionaje, segregación, difamación, amenazas, desplazamiento forzado, desprotección, criminalización, secuestros, agresiones sexuales, ataques paramilitares, detenciones arbitrarias, persecución política, desaparición forzada o asesinato, todos y cada uno de manera sistemática y en algunos casos evolutiva. Están expuestos a tantas cosas ellos y sus seres queridos, por el objetivo de un bien para la humanidad, que no podemos permanecer indolentes, recordemos que como expreso Ginetta Sagan “el silencio en la cara de la justicia es complicidad con el opresor”.
Deberíamos pensar en la necesidad de ser una sociedad organizada, con abogados capaces de defender casos que son amañados para someter, callar y controlar por qué su raíz es político/social, tener medios de comunicación capaces de dar voz a quienes la industria privada y los gobiernos fascistas buscan callar, aportar económicamente a quienes ponen su tiempo, esfuerzo, recursos y hasta su vida, generar un sistema de salud capaz de atender a los sobrevivientes sin re victimizarlos, en general dar soporte a estás dignas y justas luchas, porque si se pierde está batalla perderemos al planeta y con ello la humanidad.
Impidamos que la lista de activistas y defensores asesinados siga incrementando, arranquémoslos de las garras de las cárceles, divulguemos sus luchas, tengamos memoria colectiva, no nos resignemos a un mundo contaminado, decadente con humanos objetualizados donde señalar las injusticias puede costarte la libertad o la vida. Organicemos y luchemos llevando en mente que no tenemos nada que perder, salvo nuestras cadenas y sin embargo tenemos un mundo que ganar, por qué otro mundo es posible.
Porque el único capaz de defender exitosamente a los defensores del monstruo del capitalismo es el pueblo organizado.
(*) Licenciada en Relaciones internacionales UA de Puebla