ECONOMíA Y POLíTICA | 30 OCT 2025

PATRIA SI COLONIA NO

El poder del miedo

“Llega siempre un momento en que un pueblo perdido recurre a lo sencillo. La astuta brutalidad del hombre fuerte. Ellos ven en nosotros una salida a su resentimiento. Un escape a su terrible sensación de impotencia. La esperanza de dar un giro milagroso a su insatisfactorio destino. Basta con palabras justas, sencillas y directas.”




Por Eduardo Diana (*)

Con esa frase se inicia la serie “Mussolini, el hijo del siglo”. Cualquier parecido con la llegada de Javier Milei al poder, es atendible. Aunque en estas elecciones intermedias, no se esperaba un “giro milagroso” entre la mayoría de sus votantes, sino el miedo de no poder seguir manteniéndose a flote.

-¿!Pero quién vota a este payaso¡?”, me pregunta por mensaje de texto una prima, entre angustiada y enojada, cuando empezaban a llegar los primeros resultados electorales que presagiaban un triunfo libertario.

La -en apariencia- inocente pregunta, encierra acaso el núcleo central a desentrañar: cómo se construyó un consenso que deja afuera a una parte importante de la sociedad, incluidos quienes votan un programa ajustador que los arroja a la marginación y la supervivencia.

Décadas atrás, en los barrios carenciados se construían casas a lo largo del predio y no (como ahora) hacia arriba, con ladrillos huecos que van sumando pisos y más pisos. En aquellos lejanos años, los feos, sucios y malos siempre eran los de atrás.

A medida que se iba entrando en el barrio, sus habitantes decían que la gente jodida estaba más atrás. Se seguía avanzando y la frase se repetía. Más atrás estaban los chorros, los negros, los vagos.

En su análisis de lo que Arturo Jauretche definió como el “medio pelo argentino”, señalaba a aquellos que no tenía más tierra que la de los canteros de su casa pero defendían el modelo de los terratenientes como si fuese propio. Los pobres son otros.

¿Siguen vigentes esas categorías para analizar al salvaje gobierno de Milei que es votado por las mayorías ajustadas, reprimidas, relegadas?

Tal vez, solo sea válido en parte. Milei no ganó las presidenciales ni las intermedias solo con el voto antiperonista. Las nuevas derechas -con sus diferencias no sólo entre continentes sino incluso en la misma Latinoamérica- introdujeron como cartas fuertes al caos, al miedo y al odio. Y en ese mar más parecido a un espectáculo circense que al gobierno racional de un país, logran cautivar a los perjudicados del modelo, que actúan como esas mariposas que se estampan y mueren en la parrilla de un auto.

“Vamos a transformar el miedo en odio”, se anticipaba Mussolini. Lo dice en la serie como una de las claves de su estrategia política.

Un voto joven encerrado en tiktok, la precarización y el progresivo "adelgazamiento" del sujeto obrero (la motito en lugar del martillo), el celular en lugar del libro, frases cortas y rimbombantes en lugar de discursos programáticos. El temor a caer en el abismo y el consecuente sálvese quien pueda.

El miedo fue más fuerte. Y ahí estuvo, certero, Trump para chantajear con la promesa de un apocalipsis si no ganaba LLA, un panorama que en alguna medida también dejó transmitir la oposición a Milei.

Quedó más que claro que no importó este nuevo colonialismo. No importó este nuevo rol de vasallaje, no importó que otro Estado tomara decisiones en el mercado local. A todo esto se suma el poderoso sector financiero, que juega entre bambalinas con cartas marcadas.

Tampoco hubo un masivo rechazo a un presidente que monta un recital para sacarse el gusto y que pisotea los pilares básicos de la Democracia. Ante el temor de quedar a la intemperie, no pesaron a la hora de votar una política hambreadora de las mayorías, ni las coimas, ni los narcos, ni las criptoestafas presidenciales. Ni siquiera espantaron las listas repletas de personajes más cercanos a un tren fantasma que a ser representantes de la sociedad.

El miedo a que con una derrota de Milei sobreviniera algo similar a un nuevo 2001, hizo que amplios sectores de la sociedad optaran por seguir aguantando y que, en todo caso, el supuesto estallido del gobierno de Milei sea más adelante. Para el que vive el día a día, no es lo mismo que de un domingo a un lunes el pan o la leche pasen a costar dos o tres veces más.

En este nuevo, caótico y enchastrado tablero político en el cual la derecha se mueve como pez en el agua, la oposición mayoritaria no encuentra cuál es la forma de jugar la partida. Envuelta en internas y con su mayor figura proscripta, pareció apostar en las elecciones del domingo al error del adversario y al tibio eslogan “Frenemos a Milei”. No fue, obviamente, suficiente.

En las calles, los mayores opositores al gobierno son los jubilados y los estudiantes. Es curioso no ver al peronismo ganando los espacios públicos. Allí, desde su acto de irrupción en la vida política nacional, con las patas en la fuente, fue donde siempre dio sus mejores y más fructíferas jugadas a favor de las mayorías.

(*) Nota de Pagina 12 del 30 de octubre de 2024