Trabajadores | 7 jul 2024
Intereses de clase
¿ Donde reside el poder?
Dejar de pensar el acceso al poder en función de la dinámica electoral es fundamental para comenzar a construir un poder popular contra hegemónico, que contemple los intereses de clase, que rompa la trama de lazos históricos y culturales de los herederos de la dictadura instaurada a partir de 1976, que ha quebrado el movimiento obrero debilitando el desarrollo industrial y que ha llevando a profundizar los lazos de dependencia que les aseguran el orden de una patria rentística, fugadora y endeudada, al servicio del poder económico trasnacional, con el objetivo geopolítico de alineación automática, que no es más que la afirmación de las relaciones carnales con el imperio yanky. Llegar al gobierno es importante, o es algo más que nada, pero sentarse a gobernar implica tener el volante de las decisiones a servicio del pueblo, caso contrario se elige a gestores, simples gerentes que no tienen ninguna potestad más que cumplir las metas del FMI.
La catástrofe de la democracia está dada por la mimetización del enemigo hasta la disolución de su contorno. Tenemos la libertad para elegir en un sistema en que la libertad de pensar se compra en un supermercado, como si se tratase de una mercadería mas. Pero resulta que los que fabrican y venden esa libertad son empleados cuyos empleadores tiene nombre y apellido, socios de negocios cuyas fronteras no existen y cuyo entramado de poder les permite perforar cualquier legalidad y si se toman tiempo construir su propia legitimidad. Instado en el poder, sea quien sea no quiere ceder libertad para pensar, porque en un mundo desigual la libertad de pensar es el germen que dispara la necesidad de desarmar el orden establecido. ¿ Y porque no hay libertad para pensar?. Porque la construcción de sentido no se asienta sobre una identidad popular colectiva propia, sino en pequeños grupos cuya concentración de poder abruma la cultura y la comunicación. La forma brutal y sin sentido racional en que se concentra la riqueza en tan pocas manos debe conducir como contrapartida a las mayorías a moverse como espectadores de un entono cristalizado, sin posibilidades de cambio.
Cuando las clases dominantes pactan una paz social que permite una vida digna al pueblo, la democracia camina sin mayores sobresaltos, pero cuando ello no ocurre, las clases dominantes son el enemigo, y la sociedad está sometida a una represión sostenida, aislada de sus posibilidades de desarrollo humano. Cuando la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen es menor, las posibilidades de convivencia mejoran, pero cuando esa brecha se agranda, la violencia está presente en todo el entramado social.
¿Quien es la clase domínate o quienes componen la clase domínate? Claramente los trabajadores no lo son, ni los jubilados tampoco. Para saber quién es la clase domínate o quien la compone hay que analizar quienes ganan cuando la mayoría pierde, quienes imponen las reglas de juego para que todos las terminemos aceptando.
La Ley bases del Gobierno de Milei fue aprobada sin contar su partido con los votos suficiente en ambas cámaras. Milei observado desde el peso propio se puede decir que es un producto instalado o sembrado, sin territorio, ni trayectoria política, ni antecedente, más que haber pasado varias veces por los estudios televisivos y las redes, sin haber sido cuestionado lo suficiente. Entonces el poder que lo sustenta es un poder concedido, pero no por el pueblo, aunque lo haya votado, poder concedido que además atraviesa a todos los partidos políticos, aun el que le voto en contra.Claro es que el poder dominante tiene su mejor carnadura en el PRO que le presta lo necesario, que es el que más le representa y sostiene los intereses, pero no únicamente, una parte del peronismo también lo hace, sin dejar de contar con el radicalismo que ha dejado de ser un partido político, para ser una mesa de transacción. En los intereses a que adhieren los diputados y senadores se ve claramente como el poder de representación se aleja de sus representados para hacer su genuflexión frente al poder real, ese que no se somete a votación alguna. La democracia para darle un nombre, burguesa, está sostenida en esta parte del continente por un formato que esta de espalda a las mayorías, en el sentido que debe ocultar siempre la trama de intereses que representa y el daño que produce cuando prescinde del pueblo. Sobre esa mentira esencial está construida nuestra democracia, sobre esa parodia de discusiones y votos, se siembra una fachada de paz social que termina siendo una cárcel para el pueblo, la más tremenda, porque se monta en una ingenuidad ficcional, que estira la agonía, que retrasa la organización popular, la lucha política e incrementa la deslegitimación política, vaciando los últimos vestigios todavía rescatables de una democracia instrumentada al servicio de las minorías.
Hay señales muy evidente de la continuidad de ese poder que parece invisible y sin residencia, cuando observamos la deuda fraudulenta que tomo el gobierno de Macri, que no investigo el gobierno de Alberto Fernández, la complicidad del poder judicial y todo el escaparate formal que sostiene la democracia. Señores todo sigue igual y acá no ha pasado nada, solo que los dólares no están en ningún lugar o están en su mayoría en algunas multinacionales y cuentas particulares de ricachones que no pagan impuestos, engrosado sus activos en el exterior. Si se puede engañar al pueblo en algo tan groso, como no es posible en cuestiones más elementales. Por ejemplo los agentes políticos de capilaridad que designo Sergio Massa en Trenes Argentino o al menos parte de ellos, que permanecen en sus puestos de trabajos como canje de quien sabe qué cosa , algunos con mas decoro solo como asesores, pero otros que ingresaron personal en esa sociedad del Estado en su momento, ahora son quienes confeccionan la listas de despidos de la gestion oficial. Sin nombrar el caso de Scioli, que fue candidato de la lista opositora y ahora es parte de la gestión oficial. Ellos son los peones, pero otros mueven las piezas, por consiguiente pueden estar en un lado hoy y mañana en otro, mientras los que definen la jugada están siempre en el mismo lado.
El Gobierno Nacional declaró, a través del decreto N°55/2024, al 2024 como el "Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad" por lo que toda la documentación oficial lleva actualmente dicha leyenda. Se trata de una cruel paradoja, porque acaban de morir tres personas congeladas por el frio , una gran parte de argentino no llegan a las dos comidas diarias y los medicamentos han subido de precio transformándose en inalcanzables para vastos sectores de la ciudadanía, lo que claramente no permite catalogar a este año como el de defensa de la vida. Como si esto fuera poco, hay todavía presos políticos de la última manifestación, cinco personas detenidas, señal indubitable del caracter represivo de un gobierno cuyo plan economico produce exclusion social. Por otro lado se incrementaron los desalojos que dejan a miles sin casa y lo que es peor sin techo, lo que demuestra que la propiedad es más importante que la vida y la libertad. Este camino que así narrado parece cómico, va a contramano de la realidad popular y viene a cuento porque solo es posible sostenerlo construyendo un relato, cuyo sentido prescinde de todas las señales que indican la catástrofe social que se avecina; relato que solo puede ser producido desde las usinas de un poder permanente, un poder que no es posible plebiscitar y que parasita sin resistencia franca nuestra democracia desde 1976.
Por Carlos Macchi