jueves 03 de octubre de 2024 - Edición Nº1493

Internacional | 26 sep 2024

En Gaza se lleva a cabo un genocidio

La tercera ocupación de la Franja de Gaza

La guerra que Israel desató el 7 de octubre del 2023, como consecuencia del mortífero atentado terrorista del Hamas en el sur, tiene dos mayores consecuencias: la masacre de más de 41.000 palestinos (en momentos de escribir esta nota) y la ocupación de la Franja de Gaza. El establishment israelí, incluidas sus fuerzas armadas, no reconocen que la prolongada presencia militar israelí es una ocupación (contrariamente a todos los organismos internacionales, las organizaciones de derechos humanos y una parte de la opinión pública de Israel). Pero los hechos, que desarrollaremos en este breve artículo, apuntan a que esta es la tercera ocupación israelí de este territorio palestino en la historia del Estado de Israel. Las anteriores ocurrieron en 1956 (durante la breve crisis del Canal de Suez, "Operacion Kadesh" o "La Guerra de Sinaí" de acuerdo con la terminología oficial israelí) y en 1967 "La Guerra de los Seis Dias".


Gaza no siempre fue una franja

La Franja de Gaza es un estrecho territorio de aproximadamente 360 km cuadrados y una población (hasta octubre de 2024) de 2.2 millones de habitantes, que la convierten en una de las regiones más densamente pobladas del planeta. Pero Gaza, que junto a la Cisjordania y Jerusalén Oriental también ocupadas por Israel, es parte del Estado Palestino no reconocido por Israel, no siempre fue una «franja».

Durante centenares de años de dominación otomana (1517-1917) esta banda de tierra era parte de un sanjacado (sanck, en turco otomano), un distrito muy vasto del imperio y con la victoria británica en Medio Oriente durante la Primera Guerra Mundial, Gaza -como toda Palestina- se convirtió en una virtual colonia hasta 1948. En los decenios de ocupación británica, Gaza era parte de una región administrativa que se extendía hasta Beersheva.

Gaza se convirtió en una «Franja» o «Banda» solo en 1948 con la creación del Estado de Israel y fue ocupada por Egipto hasta 1967, por intermedio de una administración militar. Es de señalar que Gaza fue solo ocupada por Egipto, contrariamente al Reino Haschemita de Jordania que anexó a la Cisjordania y a Jerusalén Oriental.

La llegada de más de 200.000 refugiados palestinos en 1948, expulsados de sus tierras o que huyeron de las batallas, representó un cambio significativo para Gaza. Las continuas expulsiones de palestinos prosiguieron en los primeros años de la década del 50, después de la creación del Estado de Israel, particularmente de habitantes de las localidades y alrededores de Faluja (hoy Kiryat Gat) y de Maj’dal (actualmente Ashkelon) y de tribus beduinas del Neguev. En vísperas de la Guerra de Sinaí, cerca del 70% de los habitantes de la Franja eran refugiados.

La nacionalización del Canal de Suez y sus consecuencias

El 26 de julio de 1956 el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, respondiendo a una vieja demanda popular, nacionalizó el Canal de Suez, que estaba en manos del imperialismo británico. Con esta medida, que tomó por sorpresa el gobierno de Londres, se iniciaron una serie de conversaciones entre tres países: dos potencias coloniales europeas en decadencia, Inglaterra y Francia, y un nuevo Estado que se había independizado pocos años atrás: Israel. Durante este intercambio secreto, las partes se fijaron dos objetivos: derrocar a Nasser por intermedio de un ataque militar y abolir la nacionalización[1].

Cada país tenía sus propios intereses, los de Israel eran eliminar un régimen hostil que comenzaba a recibir armas de la Unión Soviética y «finalizar las tareas pendientes de 1949», es decir anexar la Franja de Gaza y la Península de Sinaí.  Con el anuncio de la nacionalización, tres dirigentes -el laborista israelí David Ben-Gurión, el conservador británico Antony Eden y el socialista francés Guy Mollet- vieron en este acto una oportunidad histórica que debería torcer el rumbo del Medio Oriente. Israel se afirmaría como la principal potencia regional, Gran Bretaña volvería vencedora al Canal de Suez y Francia, la potencia colonial en zozobra, reafirmaría su rol en el Norte de África durante la guerra de independencia en su colonia argelina.

Tropas israelíes irrumpieron en Sinaí el 29 de octubre de 1956, y rápidamente avanzaron hacia el Canal de Suez. En la mañana del ataque, informó el Estado Mayor israelí que se trataba de una respuesta a los repetidos atentados perpetrados por tropas irregulares palestinas (fedayun, combatientes en árabe) contra la población civil de Israel. Fedayun que actuaban desde los campos de refugiados sitos en la Franja de Gaza.

Es de señalar que el día que Israel invadió Egipto, la policía militarizada israelí (Mishmar HaGvul) masacró a 49 campesinos árabes-palestinos de ciudadanía israelí que volvían a su pueblo Kafar Kassem (a 20 km. al Este de Tel-Aviv) y que fueron abatidos por la temible Guardia de Fronteras por haber “violado el toque de queda impuesto”. Toque de queda que estos campesinos no supieron que fue establecido, pues abandonaron sus hogares en horas de la madrugada, antes de que la guerra comenzara, volviendo de las faenas agrícolas en horas de la tarde y de la noche sin saberlo. Los oficiales y suboficiales responsables de la masacre fueron juzgados, pero rápidamente perdonados.

La masacre de Kafar Kassem formaba parte de un plan militar de expulsión del territorio israelí de decenas de miles de árabes-palestinos, ciudadanos de Israel. El plan no se llevó a la práctica, en momentos en que la opinión pública local e internacional se focalizaba en la guerra contra Egipto.

La breve ocupación israelí de Gaza duró solo pocos meses, desde octubre de 1956 hasta marzo de 1957, cuando las tropas israelíes fueron obligadas a retirarse frente las presiones internacionales, particularmente de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Esto, a pesar de que Ben Gurión aseguró en la Knesset (el Parlamento israelí) a principios de noviembre de 1956 que la Franja de Gaza es “¡una parte histórica del territorio patrio, que no fue ocupada, fue liberada!”. Estas declaraciones fueron acompañadas por una “orden del día” a fines de 1956 y leída por el general Moshé Dayan a las tropas estacionadas en Sinaí, en la cual aseguraba: “hemos vuelto a nuestra patria histórica, hemos reconstituido el Reino Hebreo”.

En este breve lapso, Israel impulso una serie de medidas para anexar la Franja, imponiendo la lira israelí como moneda legal, tratando de recaudar impuestos de la población local (mayoritariamente refugiados sin recursos), expropiando los pocos camiones y autos que circulaban en sus calles y rutas, encauzando las magras exportaciones agrícolas hacia el puerto de Haifa e instaurando una administración militar que se caracterizó por su represión y hasta una masacre en un campo de refugiados de Rafah a mediados de noviembre de 1956. Masacre que -de acuerdo con la prensa israelí de la época- costó la vida de 12 a 175 refugiados[2].

La segunda ocupación que duro 38 años

La segunda ocupación de la Franja de Gaza comenzó también con otra guerra, denominada «De los 6 días», en junio de 1967 y finalizó con la retirada unilateral de las tropas israelíes en 2005. A pesar que soldados israelíes no permanecieron en Gaza desde 2005 y hasta octubre del 2024, las Naciones Unidas, las organizaciones internacionales por los derechos humanos, y la mayoría de los gobiernos y de los expertos legales del mundo consideran que la Franja de Gaza seguía ocupada por Israel, pues este país mantenía el control directo de las fronteras de Gaza y un control indirecto de la vida dentro de la Franja: controlaba sus espacios aéreo y marítimo, así como seis de los siete pasos fronterizos gazatíes. Además, se reservaba el derecho de entrar en la Franja de Gaza cuando lo consideraba oportuno y su ejército impuso una «tierra de nadie» de 500 metros a lo largo de sus 51 km de frontera común (8% de las tierras agrícolas) dentro del propio territorio gazatí. Hasta el 7 de octubre, la Franja de Gaza dependía de Israel en términos de agua corriente, electricidad, telecomunicaciones; también controlaba el registro de las personas (nacimientos, muertes), el paso de la mayoría de la importaciones y exportaciones, retenía el IVA de los productos importados, restringía el paso de bienes y personas con la Cisjordania.

Para la mayor parte de la opinión pública israelí, esta ocupación directa finalizó por la decisión del primer ministro Ariel Sharon de febrero del 2005 de una retirada unilateral del territorio ocupado. La insostenible situación de los 21 asentamientos construidos por Israel que ocupaban el 20% de las tierras, atacadas constantemente por los miembros del Hamas y otros grupos armados palestinos, motivaron la decisión del líder derechista. A esto se sumó la rebelión de tropas de elite, aviadores y paracaidistas (en actividad y reservistas) que se negaban «a ser los guardianes de la ocupación».

Ya desde la década del 70, los sucesivos gobiernos laboristas, que establecieron los primeros asentamientos, practicaron una política de claro corte colonialista y de continuidad con la aplicada en la Franja en 1956, pero sin anexarla legalmente a Israel. Con todo, tanto en Gaza como en la Cisjordania y para beneficio de la burguesía israelí, con el apoyo de casi todo el establishment político sionista y religioso, se cristalizó «la anexión económica».

En otras palabras, los territorios ocupados sirvieron de mercado para la producción industrial israelí, proporcionaron mano de obra barata que no estaba organizada en el marco de la Histadrut (la central obrera israelí que nunca defendió sus derechos laborales y se transformó en cómplice de su explotación) y donde la población local pagaba más impuestos que los ciudadanos israelíes en relación a sus magros ingresos. En el caso de Gaza, la gran masa de desempleados se transformó por decenas de años en el «verdadero ejército de reserva» del capitalismo israelí. Para esto fue necesario impedir por la fuerza todo tipo de desarrollo económico local. La investigadora Sara Roy denominó a este proceso «la económica política de negación del desarrollo («The political-economy of de-development»)[3].

Las dos intifadas (insurreciones populares palestinas contra la ocupacion), a fines de los 80 y a principios del 2000, el golpe de estado del Hamas en la Franja de Gaza en el 2006 y el regimen instaurado por este movimiento islamista emparentado con los Hermanos Musulmanes, no cambiaron esta «ecuacion colonial».

¿Hacia una guerra sin fin?

La tercera ocupación de Gaza comenzó en octubre del 2023. Pero es la más brutal y devastadora de todas.  El gobierno de extrema derecha de Israel encabezado por Benjamín Netanyahu, por intermedio de Tzahal, desató una lluvia de bombas y misiles sobre Gaza, particularmente sobre la población civil palestina, que causó la muerte de decenas de miles. La destrucción de infraestructuras y bienes es masiva. Todas las universidades, escuelas, bibliotecas, municipalidades, oficinas administrativas han sido bombardeadas. Solo 17 de los 37 hospitales siguen funcionando y más del 60% de las viviendas inhabitables.

En un reciente comunicado, Amnistía Internacional (18 de setiembre del 2024) caracteriza así la situación: «La matanza sin precedentes de Israel contra la población palestina de Gaza se está cobrando un precio deplorable sobre la población civil, y está causando muertes, heridas, destrucción masiva de infraestructuras esenciales, aniquilación de ciudades y sucesivas oleadas de desplazamiento forzado. Ha convertido Gaza en un lugar prácticamente inhabitable y ha hundido a la Franja en una de las crisis humanitarias peores del mundo, que agrava la ya de por sí terrible situación humanitaria causada por los 17 años de bloqueo ilegal de Israel contra Gaza. Mientras tanto, Israel ha intensificado su campaña de opresión contra la población palestina de la Cisjordania ocupada, mediante operaciones militares letales acompañadas por amplios daños a infraestructuras civiles, homicidios ilegítimos, una escalada de las detenciones arbitrarias, tortura y otros malos tratos, mientras la violencia ejercida por los colonos aumenta impunemente y desplaza a la población palestina»[4].

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, prometió en varias oportunidades:  «reduciremos a Gaza a la Edad de Piedra»; Netanyahu enfatizó «esta guerra durará largos años, hasta la victoria final». Tanto en círculos civiles y militares, particularmente las decenas de miles, y a veces los centenares de miles, que se movilizan todos los sábados a la noche a lo largo y a lo ancho de Israel exigiendo la dimisión del Gobierno, se preguntan «¿qué quiere exactamente Netanyahu?», «¿cuál es su estrategia de salida?».

Para varios veteranos comentaristas la respuesta es clara, el premier tiene una motivación personal clara: evitar por todos los medios la caída de su gobierno y la creciente fascistacion de Israel es prueba de ello. Él busca la anexión de la Cisjordania y Gaza y evitar ser enviado a prisión en las cuatro causas que están en manos de la justicia. Pero de acuerdo al veterano periodista Sever Plotcker, sus motivaciones no son solo de índole personal:  «Netanyahu quiere restaurar el Imperio israelí, incluyendo en el mismo el Sur del Líbano, la meseta del Golán, Judea, Samaria y Gaza. La restauración imperial es necesaria, cree Bibi (el apelativo del premier) para asegurar la ‘victoria final’ que promete y para desgracia de todos»[5].  

Nota de  Efraim Davidi-  Docente e investigador del Programa Interdisciplinario en la Facultad de Humanidades, Universidad de Tel-Aviv.

[1] Ver Efraim Davidi, «La crisis del Canal de Suez en 1956: el fin de una epoca en el Medio Oriente y el comienzo de otra», Historia Actual Online, Núm. 10 (primavera, 2006). file:///C:/Users/user/Downloads/Dialnet-LaCrisisDelCanalDeSuezEn1956ElFinDeUnaEpocaEnElMed-2195711%20(2).pdf

[2] «Maariv», «Haboker» y «Kol Ha’am» del 18 y 19 de noviembre de 1956.

[3] Sara Roy, The Gaza Strip – The Political Economy of De-development (Institute for Palestine Studies, Washington, 1995)

[4] Amnistía Internacional, «Israel debe implementar la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas poniendo fin a su ocupación ilegal del Territorio Palestino»: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2024/09/israel-must-implement-unga-resolution-by-ending-its-unlawful-occupation-of-palestinian-territory/

[5] Sever Plocker, «Iediot Ajaronot» (6/9/24)

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