jueves 03 de octubre de 2024 - Edición Nº1493

Economía y Política | 27 sep 2024

Integración nacional o desintegración

AEROLINEAS ARGENTINAS: BLANCO PERMANENTE DE LA ANTIPATRIA Y MOTIVO DE ORGULLO ARGENTINO

Esta nota del Movimiento Federal por la Soberanía Nacional (MFPSN) contrariando la abrumadora y ya histórica campaña contra Aerolíneas Argentina, pone en foco los argumentos falsos que se difunden desde las ursinas del poder oligárquico sobre la línea de bandera y destaca esa empresa no solo como un elemento dinamizador de la economía, sino como una herramienta clave de la soberanía nacional.


Una vez más los promotores de la fragmentación de nuestro territorio, vuelven a la carga. Y para ello nuevamente hacen blanco en nuestra aerolínea de bandera, puesto que privatizarla o desguazarla, precisamente, tiende a concretar la fragmentación territorial.

Desde que regresó la democracia y hasta el año 2003, todos los gobiernos, sumisos a los condicionamientos impuestos por el Consenso de Washington para asegurar la prosecución de la dependencia con ropaje democrático, pusieron en la mira de los poderosos, medios que reemplazaron el método de la fuerza bruta dictatorial por el del bombardeo mediático para apagar o contener las luchas que históricamente llevó nuestro pueblo en post de la defensa de la soberanía en todas sus formas, tarea que los Bernardo Neustad, Mariano Grondona y muchos más, cumplieron devotamente. Así el famoso conductor del programa Tiempo Nuevo se preguntaba, exhibiendo un aparato telefónico o la maqueta de un avioncito con el logo de Aerolíneas Argentinas: ¿dónde ven la soberanía aquí dentro?.

Fue Rodolfo Terragno, ministro de Obras y Servicios Públicos del gobierno  de Raúl Alfonsín, el primero en avanzar hacia la privatización de Aerolíneas Argentinas -creada como sociedad del Estado por Juan D. Perón en 1949- mediante un contrato con la aerolínea escandinava SAS, que se incorporaba con 40% a Aerolíneas Argentinas. Propuesta frustrada por el bloque mayoritario del peronismo que, sin embargo, en los años 90, bajo la presidencia de Carlos Menem, lisa y llanamente la privatizó para ponerla en manos de la española Iberia, que la desguazó y finalmente fundió en sucesivas administraciones.

A partir de entonces dejó nuestro vasto territorio nacional sin la posibilidade de ser cubierto por una línea aérea eficiente, con más de 30 aviones propios y dos simuladores que formaban a los mejores pilotes, sin que la misma empresa ahora desmembrada ni otra privada, pudiera reemplazarla.

 Bs. As. pasó a ser el epicentro de todos los vuelos de partida y llegada hacia las provincias argentinas de todas las líneas aéreas. Se abolieron los vuelos que las conectaban de modo directo entre sí. Las que carecían de atractivos turísticos que tornaran rentable la operatoria aérea quedaron prácticamente incomunicadas, contando con escasos o nulos vuelos que, por cierto, desnaturalizaron todo sentido económico y de progreso con concepto federal y, por esa vía, se fragmentó el territorio nacional. Propósito en el que convergiera la misma política en materia ferroviaria, fluvial, portuaria y naviera. Se concretaba así el proyecto de la Argentina dividida, endeudada, desindustrializada y sometida al mero rol de abastecedor de materias primas a las potencias industriales, sin marco nacional y con provincias empobrecidas y hasta declaradas “inviables” por el entonces ministro de economía Domingo Cavallo.

La reversión de este proceso, aunque bajo el formato a fin al mercado de una sociedad anónima, en lugar del más afecto al control soberano que facilita una sociedad del Estado, llegó en el año 2008. La presidenta Cristina Kirchner envió al Congreso el proyecto de ley para estatizar Aerolíneas Argentinas, que fue sancionada por una amplia mayoría en ambas cámaras, recuperando así una herramienta fundamental para la integración aérea del territorio, con criterio federal y de motorización productiva integral.

Como era de esperar, con la llegada de Macri al gobierno, retornaron los ímpetus privatizadores, conjugándolos por el representante local de la mafia calabresa -la ndrangheta- con sus negocios personales como accionista de otras empresas aéreas que aspiraban a crecer a costa de nuestra aerolínea de bandera. La lucha y conciencia de los trabajadores aeronáuticos y del pueblo que se beneficiaba con su servicio, lo impidieron.

Hoy, una vez más, el ataque recrudece bajo los mismos falsos argumentos utilizados en los 90: "que no se puede sostener el déficit operacional de la empresa, que en el mundo todas se privatizan, que las privadas son más eficientes, etc." Mentiras constatadas por la misma experiencia dejada con la privatización producida en esos años.

No se podía esperar otra cosa de un gobierno y de buena parte de la clase dirigente embebida de una mentalidad colonizada. Pero si debemos esperar que el pueblo argentino defienda a como dé lugar su aerolínea de bandera. La misma que le permite viajar de una provincia a otra, contar con un servicio que sigue siendo el más valorado por los pasajeros y que bajo los cánones de una contabilidad que trasciende la meramente operacional para computar, en cambio, la que garantiza la actividad en múltiples rubros tales como el turismo, la industria y producción locales, el comercio y tantas otras funciones registradas a partir de su presencia en todo el territorio nacional.

Aerolíneas Argentinas es una expresión simbólica y concreta de SOBERANIA NACIONAL. Por eso debemos gritar en las calles, junto a sus trabajadores y en la cara de los legisladores: "TODOS SOMOS AEROLÍNEAS".

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias