30/07/2025 - Edición Nº1793

Cultura | 6 jul 2025

Desde Ecuador

LA LIBERTADORA

Semblanzas de una heroína de la la Patria Grande Manuela Sáenz y Aizpuru ( Quito , Virreinato de Nueva Granada , 27 de diciembre de 1797 - Perú, 23 de noviembre de 1856), una revolucionaria ecuatoriana que apoyó la causa revolucionaria recopilando información, distribuyendo folletos y protestando por los derechos de las mujeres. Manuela recibió la Orden del Sol (" Caballeresa del Sol " o 'Dama del Sol'), en honor a sus servicios en la revolución.


Por Ilitch Verduga Vélez  (*)                                                                                                                                                                                                                                                                                                             Manuela Sáenz y Aizpuru,  ecuatoriana nacida en Quito el 27 de diciembre del año 1797, hija del funcionario y  encomendero español Simón Sáenz y de la criolla Joaquina Aizpuru  perteneciente a una linajuda familia quiteña de origen castellana (vasca), es sin duda la mujer revolucionaria y la patriota mas distinguida de los tiempos gloriosos de la independencia americana, no solo por su decidido apoyo a los movimientos emancipadores que se generaron en América desde el año 1809 hasta la completa derrota del coloniaje español, sino también  por su acerada acción  junto al libertador Simón Bolívar durante las jornadas luminosas y tristes de la instauración de la Gran Colombia.

 Manuela Sáenz y Aizpuru fue fruto del amor ,entre dos seres  que correspondían a dos estamentos de la sociedad colonial y que, en la primera década del siglo XIX, estarían enfrentados a causa de la guerra anticolonial que dio en las primeras décadas de la centuria decimonónica  en nuestro Continente y que se inició en  julio de1809 en la Universidad de Charcas en el alto Perú , hoy Bolivia y en la Real Audiencia de Quito cuya  acción desarrollada exitosamente el 10 de agosto de 1809  sembró la necesidad de la liberación de las cadenas coloniales. Luego ocurrió la reacción sangrienta y brutal por parte de los ejércitos peninsulares el 2 de agosto de 1810, que ahogo en sangre este primer grito de independencia, hecho por el cual el sacerdote chileno Camilo Henríquez, llamo a Quito “Luz de América”.  

La adolescente Manuela Sáenz con sus trece años de edad, fue evidentemente testigo absoluta de la matanza perpetrada el 2 de agosto de 1810, por la soldadesca del batallón Real de Lima, cuerpo de ejército enviado por  el virrey del Perú para aplastar este primigenio acto de  libertad del yugo español, realizado por una pléyade de la juventud quiteña, un grupo educado que habia podido gozar de la lectura de los enciclopedistas e ideólogos de la ilustración y la fructífera relación con los  miembros de la misión geodésica, que enviados por la Academia francesa permaneció varios meses en la Audiencia de Quito. Estos académicos europeos eran portadores de los principios de la revolución gala, y por tanto sensibles a sus postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad que trasmitieron a toda una generación libertaria que, años después fue aniquilada en Quito durante la fecha luctuosa del 2 de agosto de 1810, privando al Ecuador; estoy cierto; de los futuros e ilustrados gobernantes que el pais ha requerido, ya que, nos hemos caracterizados como nación de disponer de escasas y honrosas excepciones de mandatarios progresistas y honestos durante nuestra vida republicana. Consecuentemente la vida de Manuela Sáenz sufrió, un cambio fundamental en su existencia, al contemplar la masacre ejecutada contra los miembros de la gesta libertaria del 10 de agosto de 1809 que, casi un año mas tarde eran masacrados, y además como los enloquecidos soldados de tercio Real de Lima, arremetían en contra de los civiles quiteños matando a mas de mil vecinos, saqueando casas privadas y propiedad pública. La urbe quiteña en ese año 1810, contaba con cerca de 20.000 habitantes, o sea que casi el cinco  por ciento de su  población fue ejecutada en esa jornada terrible y luctuosa. Es evidente entonces que las ansias de libertad y desprecio al colonialista hispano se acrecentaron, en los siguientes años. Y su ser consciente se pondrá al servicio de las causas libertarias. Casada con un galeno y comerciante ingles Johan Tormes, mas tendero que medico y por tanto ligado a los empresarios del Virreinato del Perú, se instala en la pacata sociedad limeña, y obtiene información valiosa sobre las maniobras de las tropas realistas, pues conoce que la expedición libertadora al mando del general San Martin ha partido desde Chile tras de  “liberar a América de los godos,” y  que al desembarcar en las playas de Caracas rápido llegan a Lima las noticias generando  la deserción  por parte de  los ejércitos realistas. Allí junto a la guayaquileña Rosa Campozano, entregan al protector del Perú, San Martin la valiosa información obtenida sobre importantes movimientos castrenses de las tropas realistas. Ambas son condecoradas como “Caballeresas del Sol”, orden creada por San Martin que, los gobiernos peruanos sostienen hasta la actualidad.

Sin   embargo, en esos tiempos existen, graves discrepancias en la elite política peruana y las tropas españolas ocupan nuevamente Lima. Manuela decide regresar a Quito con sus fieles Natan y Jonatas, sus sirvientes negras oriundas de Jamaica que según su propia confesión son sus hermanas y que la acompañaran siempre en todas sus hazañas y aventuras hasta su propia muerte.

Es el año 1822, el general Antonio José de Sucre, se encuentra en Guayaquil en la costa ecuatoriana, ciudad que se ha independizado de España el 9 de octubre de 1820, donde se ha creado  la “ División protectora de Quito”, para emancipar a Quito  del opresor yugo peninsular. Por  primera vez los ejércitos libertadores se integran: argentinos, chilenos, peruanos y del alto Perú, ecuatorianos colombianos y venezolanos, junto al grupo de voluntarios europeos la mayoría masones, que se integran a la lucha por la libertad de América, en el conocido batallón Albión, en busca de la victoria que lograra el 24 de mayo de 182 en las falda del volcán Pichincha. Días antes la caballería patriota al mando del argentino Lavalle, había vencido en Riobamba al grueso de la caballería realista. Y entonces, se sustenta un episodio sustancial en la vida de Manuela Sáenz, conoce al general Simón Bolívar. El anecdotario histórico señala que, en la euforia general gestadas a la llegada del libertador a Quito, Manuela lanza una corona de laureles dirigida a la testa de Bolívar, y no lo consigue, mas bien llega al pecho del Libertador, empero el caraqueño vencedor de Carabobo, Boyacá y Bombona le dirige una mirada ardiente, y horas después durante la ceremonia de recepción del héroe venezolano y en las presentaciones de rigor Bolívar conquistador insigne le recuerda el episodio --Señora. Si mis soldados tuvieran su puntería, ya hubiéramos expulsado a los españoles de América-   .  Y luego el baile Simón Bolívar, gran bailarín monopoliza la compañía de la bella Manuela y ella le corresponde y desde esos momentos surgirá un amor inextinguible, que vencerá distancias y deslealtades. Manuela lo acompañará miles de kilómetros, trepará cordilleras y vadeará ríos y cascadas, vencerá tormentas naturales y humanas. Luchará como soldado y vencerá en Ayacucho.  Ubicará a la traición y las ingratitudes, y evitará que los colombianos carguen con el inri histórico de parricidas del padre de su patria, Simón Bolívar, durante los hechos miserables de aquella noche de la conspiración septembrina. Después de la muerte del libertador de cinco naciones sudamericanas, vendrá la venganza de los enemigos de Bolívar encabezados por Santander y la consumaran con Manuela Sáenz, le prohíben vivir de Colombia y le embargan sus bienes. El acto delictivo de su expulsión de la tierra colombiana tiene visos de cobardía y felonía extremas. Un funcionario de absoluta mediocridad que funge de alcalde bogotano y varios agentes de policía, pretenden sacarlas por la fuerza y no pueden, tres mujeres resueltas y valientes lo impiden, luego impotentes ante la resistencia de Manuela y sus dos fieles Natan y Jonatas,   lanza la amenaza procaz y delictiva, “-traeré a cuarenta presos de la cárcel de Bogotá para que las violen”- Y asi consigue cumplir con la ilegal consigna surgida del Santanderismo. Manuela sale con rumbo al Ecuador, donde se entera del fusilamiento de su medio hermano el coronel Sáenz ,patriota bolivariano. Luego al llegar a la ciudad de Guaranda en la sierra ecuatoriana es detenida por orden del presidente ecuatoriano Vicente Rocafuerte, aquel caballero que pacto con su enemigo Juan José Flores y prometió a partidarios que criticaban su acuerdo con “bala o palo”. Embarcada en una nave que tenia rumbo al Sur decide quedarse en Paita, aquel puerto perdido en la intensidad de océano pacífico y del favor de las autoridades peruanas y allí vivirá su destierro desde 1834, respetada y amada  por sus pobladores que la llamaran “la libertadora” hasta su muerte el  23 de noviembre de 1856.

(*)  Escritor ecuatoriano. Con estudios en Universidades ecuatorianas, chilenas y españolas. Psicólogo. Especialista en Educación Diferencial. Magister en Derechos Humanos-

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