

Por Antonio Sánchez Ballinas
La Oficina de Inteligencia Nacional de los Estados Unidos —una comunidad compuesta por 18 instituciones, como la CIA (Agencia Central de Inteligencia), el FBI (Oficina Federal de Investigaciones) y la ODNI (Oficina del Director de Inteligencia Nacional), esta última como principal asesora y consejera directa del poder ejecutivo estadounidense en materia de inteligencia y seguridad nacional— publicó hace tres meses el informe anual sobre las amenazas que enfrenta el imperio norteamericano en 2025. Según la investigación de esta agencia, las principales amenazas provienen de países como China, Rusia, Corea del Norte e Irán, así como de grupos armados calificados como terroristas, dispersos en el mundo y financiados por estos gobiernos. El informe clasifica las amenazas en dos categorías: “cibernéticas” y “militares”. China es percibida como una amenaza multifacética (económica, política, cibernética y militar), mientras que Corea del Norte, Rusia e Irán aparecen como riesgos nucleares. Sin embargo, el peligro inmediato que representan para EE.UU., según el documento, es su capacidad para movilizar elementos terroristas dentro de su territorio.
Aunque la narrativa de los medios occidentales —controlados en gran medida por intereses estadounidenses— hace que este informe parezca predecible, hay elementos que no deben pasarse por alto, no por su novedad, sino por sus implicaciones para México en el contexto político actual. Entre ellos, destaca que los cárteles de narcotráfico en México son señalados como “grupos terroristas”. Esta clasificación sugiere que el narcotráfico no es solo una actividad criminal con fines económicos, sino que tiene una dimensión política. Según la ONU (cuya definición es ampliamente aceptada), el terrorismo implica “violencia organizada contra un Estado o población con objetivos políticos”. Esto podría interpretarse como que México alberga grupos que conspiran contra EE.UU. Lo llamativo es que el informe no especifica qué tipo de organizaciones terroristas operan en México, es decir, si son locales, internacionales o ambas. Sin embargo, por exclusión, el terrorismo interno mexicano parece inexistente: el gobierno de Claudia Sheinbaum mantiene una aprobación superior al 70%, y en la última década no ha habido insurgentes armados que busquen derrocar al Estado mediante el terror. Grupos como el EPR (Ejército Popular Revolucionario) y el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) han rechazado públicamente el terrorismo como método. Por tanto, la referencia debe apuntar al “terrorismo internacional”, es decir, a la colaboración entre grupos mexicanos y organizaciones extranjeras. ¿Cuáles? Según el informe, solo podrían ser los mismos países y grupos señalados: Corea del Norte, Rusia, Irán, Al Qaeda, ISIS, Hamas o Hezbollah.
Puede sonar descabellado, pero esta situación coloca a México en riesgo de una “invasión norteamericana”, como advertimos hace tres meses al analizar el informe. En su momento, se nos tachó de alarmistas, pero no debemos olvidar la historia: la anexión de Texas (orquestada por el presidente James K. Polk), la invasión de 1846-1848 (donde México perdió más de la mitad del territorio) y la ocupación de 1914 (cuando la Revolución Mexicana fue percibida como una amenaza ideológica para EE.UU.).
Los patrones históricos de intervención estadounidense en México incluyen:
1. “Interferencia política” a través de embajadas en asuntos internos de relevancia económica.
2. “Coordinación con la oposición local” para desestabilizar gobiernos.
3. “Superioridad militar y económica” como herramientas de presión.
Hoy, estos elementos están presentes:
- La embajada de EE.UU. en México está dirigida por “Ron Johnson”, un exmilitar (boina verde) experto en inteligencia y desestabilización, con experiencia en El Salvador y como enlace de la CIA. Recientemente, se ha reunido con figuras de la derecha mexicana, como Eduardo Verástegui y miembros del PAN y PRI.
- Las “sanciones económicas” (como aranceles al acero y al tomate) buscan forzar la sumisión de México, mientras la búsqueda de nuevos mercados (China, Brasil) podría desatar represalias más graves, incluso militares.
- La “militarización fronteriza” incluye bases del Comando Norte a menos de 50 km de la frontera. Además, el periodista Ioan Grillo ha revelado que soldados estadounidenses en “Fort Bliss (Texas)” se entrenan para una posible intervención en México.
-Finalmente, no debemos dejar de ver que la Carta de la ONU consiente la intervención militar en de un estado a otro, en casos de amenaza o quebrantamiento de la paz y/o agresión, para lo que se requiere la autorización del Consejo de Seguridad que aporta asistencia técnica y táctica vía sus miembros para generar una “intervención justa”, es decir, Estados Unidos podría justificar una intervención en México fácilmente y al parecer, se está preparando ese camino., puesto que el pasado 16 de julio de este año, ante familiares de víctimas del fentanillo, Donald Trump afirmó, sin decirlo literalmente, que México es un estado fallido al sostener que el narcotráfico o lo que es lo mismo, el terrorismo internacional, según conclusiones que emanan del informe aludido, tiene un gobierno infiltrado y controlado por estos entes.
No se trata de un pronóstico de males, no se espera que ocurra una invasión norteamericana a México, sin embargo, es una posibilidad real futura; la historia así lo demuestra, pero se debe hacer notar, como un elemento cierto de necesaria referencia, que en cada invasión sufrida a lo largo de su historia, pasando por la española y la francesa, el pueblo mexicanos han resistido y ha logrado reconstruir y mantener su patria.
Ciudad de Puebla, México, 17 de julio de 2025