05/08/2025 - Edición Nº1799

Género y Salud | 2 ago 2025

Poetas del sur

Los años mexicanos de Gabriela Mistral

Los veintiún meses que la premio nobel chilena estuvo en México fueron clave en su trayectoria. La historiadora Carla Ulloa Inostroza construye su itinerario y revela aspectos poco conocidos de ese periodo en Gabriela Mistral en México. La construcción de una intelectual, un libro editado en conjunto por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Chile.


Por José Núñez (*)

Fue en 2008, tras un viaje familiar al Valle del Elqui, que comenzó a interesarse por estudiar la vida de Gabriela Mistral. “Mi padre me aclaró que somos descendientes de una persona que vivía allí en la misma época que Mistral y comencé a investigar el tema”, cuenta Carla Ulloa Inostroza (Iquique, 1984), quien en ese momento era profesora de Historia.

Pero antes investigaría la biografía de otras viajeras e intelectuales que, como Mistral, tejieron redes solidarias para trabajar por los derechos de las mujeres y desempeñaron labores que en su época estaban reservadas a los hombres, por ejemplo, la docencia, la escritura y el periodismo. Así es como, entre 2009 y 2012, cuando cursaba el magíster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile, escribió sobre Maipina de la Barra —la primera escritora chilena en publicar un diario de viajes—, mientras en paralelo creó el blog Mujeres Viajeras para difundir su trabajo y generar redes con otras investigadoras latinoamericanas, que mantuvo activo por más de una década (2011–2023). También descubrió el primer periódico de mujeres en Chile: La Mujer, fundado en 1877. 

Con esa experiencia, y habiendo estudiado la prensa chilena del siglo XIX, Ulloa viajó a México en 2014 para cursar el doctorado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con un proyecto de tesis dedicado a analizar los veintiún meses que Gabriela Mistral vivió en ese país, entre 1922 y 1924, un periodo clave en la vida de la premio nobel que, por diferentes razones, permanecía poco explorado.

—Cuando yo empiezo a investigar no se sabe el día exacto en que llega y se va de México. Ese tipo de datos que faltan me empiezan a obsesionar. Entonces me dediqué a hacer una cronología —cuenta la historiadora, que actualmente se desempeña como profesora de asignatura en el Colegio de Estudios Latinoamericanos y colaboradora de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, una instancia institucional creada a partir de las demandas de los movimientos feministas universitarios de 2018.

Su investigación se convirtió, tiempo después, en el libro Gabriela Mistral en México. La construcción de una intelectual (1922-1924), publicado en 2022, cuando se cumplieron 100 años de la partida de la poeta a México, país al que llegó a colaborar en la reforma educativa de José Vasconcelos y que se convirtió en una de las plataformas más importantes de su trayectoria, ya que allí alcanzó una situación financiera estable que le permitió dedicarse exclusivamente a la escritura.

—En esos 21 meses publica su primer libro, Desolación, escribe Lecturas para mujeres, edita Lecturas clásicas para niños y comienza a escribir otros dos libros que va a publicar más adelante, que son Motivos de San Francisco y Ternura —aclara Ulloa Inostroza, cuya investigación reconstruye minuciosamente la estadía de Mistral en México y revela, entre otras cosas, su desconocido rol como propagandista del gobierno de Álvaro Obregón.

El libro fue editado en conjunto por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Chile, dos instituciones que este año estrechan sus lazos a través de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni), donde esta última es invitada de honor. “Este tipo de instancias que contribuyen a fortalecer los vínculos, a generar nuevas posibilidades entre nuestras universidades, en un contexto de neoliberalización donde cada vez es más difícil sostener la educación pública, son fundamentales”, opina la historiadora.

En el evento, uno de los más importante de edición universitaria en Iberoamérica, que se realizará entre 26 y el 31 de agosto, Ulloa Inostroza participará en el conversatorio “Gabriela Mistral en México”, junto a Elizabeth Horan, Gabriela Cano y Velma García, y en la actividad “Musicalizando a Gabriela: Los Sonetos de la Muerte en femenino”, con Fernanda Carolina Vera Malhue, Grupo Bordes, Carla Ulloa y Elizabeth Horan.

¿Por qué este periodo siendo tan importante había sido poco explorado?

—Era muy difícil para las personas extranjeras conocer realmente México. Hay que estar acá para darse cuenta de ciertas complejidades que no se entienden bien desde Chile o desde otros lugares. Por ejemplo, Alfonso Calderón en los 70 escribió un libro donde recopila todos los poemas y ciertas crónicas que Mistral había escrito de México, pero está solo enfocado en los poemas que escribe. No hace un estudio de su biografía en profundidad, solo dice de manera muy rápida que fue a hacer la revolución, fue a hacer la reforma educativa con Vasconcelos. Pero cuando uno está en México se da cuenta de que la reforma educativa está en el contexto posrevolucionario y que ese contexto es muy complejo. Había militares en el poder, habían asesinatos políticos, todas eran instituciones nuevas y Mistral como extranjera estaba en un lugar muy precario, porque México es un país muy nacionalista, y son muy pocas las personas extranjeras que participan. Entonces, es imposible afirmar que ella hizo la reforma educativa. Pero sí tuvo un rol importante. Fue una jefa de departamento, tenía un sueldo similar al de Diego Rivera, tenía una estatus alto, enfocado en promover la creación de bibliotecas móviles y el rol de los maestros en la sociedad, en hacer los dos o tres libros que le habían encargado y en escribir los poemas y los artículos políticos, que es lo más importante. Mistral se dedica a legitimar el gobierno del general Álvaro Obregón en ese momento ante el contexto mundial, porque él era un militar en el poder y su gobierno no estaba reconocido por Estados Unidos.

¿Cuál fue la importancia de adoptar una epistemología feminista en tu investigación?

—Es necesario aproximarse con una metodología diferente para poder hacer una biografía justa sobre una mujer, porque en general lo que hemos visto es que las biografías anteriores repetían ciertos prejuicios, no investigaban a fondo ciertos temas y se fueron creando ciertos mitos sobre Gabriela Mistral. Por ejemplo, nunca se aclaró hasta el 2007 con profundidad si su condición era de lesbiana o no. Eso es fundamental para entender toda su postura ante la poesía y ante la política. Es una persona que no puede presentarse en la esfera pública como es, porque hay una restricción moral, es un delito, además, en ese momento ser lesbiana. Este tipo de consideraciones metodológicas contribuyeron a que pudiera tener una mirada un poco más compleja sobre la autora. Ir entendiendo ciertas estrategias que ella tuvo que tomar para sobrevivir en un momento histórico donde las mujeres no tenían ningún derecho. Lo que hago es dejar muy claro en el libro que Mistral en esos años no es parte del movimiento feminista. En México sí hay un movimiento feminista en esa época, fuerte, que es el movimiento de Yucatán, donde las feministas están proponiendo amor libre y anticoncepción, y Mistral está absolutamente en contra de ambas posturas. Desde la ciudad de México, ella participa con los grupos que están en el poder para crear instituciones que están en contra del feminismo. Gracias a la metodología feminista puedo dar explicaciones más profundas, sin falsear la historia ni construir una Mistral que no existe, sino más bien aprovechando esas tensiones para identificar diferentes posturas, porque ella sí está trabajando por los derechos de las mujeres, pero no lo está haciendo desde una militancia feminista. Eso lo va a hacer después, cuando esté en Europa.

Ella llega en 1922 siendo desconocida para la mayoría de los mexicanos, ya que todavía no publicaba su primer libro. ¿Cómo se explica entonces el hecho de que la Secretaría de Educación Pública inaugurara una escuela en su nombre o que el presidente de la nación solicitara un trato de huésped de honor?

—Mi hipótesis es que el gobierno mexicano necesitaba validarse de alguna manera y encontraron en Mistral una posibilidad de tener una figura fuerte que pudiera influir políticamente. Lo buscaron en otras personas, Vasconcelos invitó a otras poetas sudamericanas importantes como Juana de Ibarbourou y ella no pudo, no quiso ir. Mistral llega para participar activamente como una intelectual pública, como una persona habilitada para decir cosas que en ese momento son complejas de sostener, como que las mujeres tienen derecho a ir a la escuela. En Chile era una maestra rural que estaba trabajando con población extremadamente pobre. Recordemos la cuestión social, donde el 90% de la población no tiene acceso a comida digna, a ningún tipo de seguridad social. Entonces, en un contexto de miseria de la clase trabajadora, Mistral alcanza un nivel de conciencia de clase muy alto como maestra rural, y ese es el rol que está buscando Vasconcelos. Pensemos además que en los años 20 en Chile está pasando de todo, ella estaba en Punta Arenas cuando está ocurriendo el genocidio de los pueblos Selk’nam, por ejemplo, y le toca ver esa cacería indígena. Entonces, ahí hay una incipiente conciencia indigenista. Le toca ver a las mujeres cómo sufren, entonces ahí hay una conciencia importante sobre las mujeres rurales, pobres, que sostienen los hogares, que son las madres autónomas en la actualidad. Todo ese tipo de experiencia que ella tiene y que está materializando en sus artículos periodísticos, hace que Vasconcelos diga “la necesito”.

¿Y cuáles son las estrategias que usa para insertarse en el campo cultural mexicano?

—Es muy inteligente en hacer vínculos con los principales escritores y escritoras del momento. Hasta el día de hoy eso funciona para cualquier persona que esté en el campo cultural, te tienes que vincular con tus pares para fortalecer tu presencia en dicho campo. Así se construye el capital simbólico, según la teoría de Pierre Bourdieu. Mistral construye vínculos con personas vivas, construye vínculos amplios, no solo con escritores revolucionarios, sino también con escritores exiliados. Al ser extranjera tiene esta posibilidad de vincularse con todos, no solo con los que tienen el poder en ese momento. La otra estrategia es que ella escribe sobre México, en México. Se puede ver en Lecturas para mujeres, en Ternura, Tala y Lagar, que son los libros posteriores donde hay muchos poemas mexicanos, y se puede ver en sus crónicas, en la prensa, donde casi todo lo que ella escribe es sobre México y América Latina. Entonces, la primera estrategia es crear vínculos con las redes actuales, vivas, que son dueños de imprentas, de editoriales, que pertenecen a círculos literarios, y la segunda es escribir sobre México. Allí tiene un sueldo alto, tiene secretarias, personas que hacen aseo en su casa, tiene una tranquilidad emocional diferente para escribir y leer, tiene acceso a la prensa internacional, adquiere un cuarto propio, en el sentido de que para alcanzar ese rango de subjetividad y poder posicionarte tienes que tener independencia económica. Por un lado a ella le va bien porque tiene mejores condiciones para trabajar, pero por otro lado le importa lo que hace y es solidaria e inteligente, trata de conectar con la gente, no es sectaria.

En el libro afirmas que el último año Gabriela Mistral ha vivido como una suerte de boom editorial, que Chile se ha redescubierto y ha existido un interés muy grande por su obra. ¿Por qué crees que ha sucedido esto? ¿Consideras que su biografía está siendo leída en desmedro de su obra literaria?

—Como historiadora pienso que la biografía de los autores es trascendental. Explica la obra. No podemos solo leer la obra de un autor o autora, sino también su biografía. Lo que concibo en ella no es una persona perfecta, digna de una hagiografía. Lo que a mí me interesa es que fue una mujer politizada en momentos históricos similares a los nuestros. En 1925 se está creando una constitución en Chile, y ella desde 1922 está insistiendo en que tenemos que tener nuevas leyes. Pienso que el boom literario tiene que ver con que se abrieron los archivos en 2007 y eso ha dado posibilidades grandes para muchas personas, tanto en Chile como en el extranjero, de crear nuevas compilaciones, nuevas miradas, de buscar en los archivos nuevos temas. Por ejemplo, la ecología, que en la obra de Mistral es muy importante, y que tiene que ver con una concepción de que todas las vidas importan, de que somos parte de lo mismo. Eso tal vez en su momento histórico no era valorado, pero hoy en día necesitamos esa postura. Entonces nuevamente revisitamos sus textos para encontrar en ella una inspiración. También para las personas de la disidencia sexual. Es muy importante para la gente joven saber que nuestra máxima escritora, la primera premio Nobel de Latinoamérica, fue lesbiana. Me parece fundamental que las niñas y los niños tengan estos ejemplos históricos, porque eso nos ayuda a deconstruir la homofobia. La homofobia es un mal social. Todas las personas tienen derecho a autodeterminar su sexualidad. Eso es una conciencia que tenemos hoy día, y afortunadamente estas posturas actuales nos permiten revisitar a Mistral. Sus textos están vigentes. Ella vivió una vida vanguardista y eso no se sabía antes. No se sabía, por ejemplo, que consumía marihuana. Eso se sabe gracias al documental de María Elena Wood, Locas mujeres. No se sabía con tanta claridad que era lesbiana. Eso se sabe ahora gracias a las recopilaciones de las cartas de amor con distintas mujeres. No entendíamos su indigenismo y su ecologismo. En Chile existe persecución étnica y existe prisión política racista contra los líderes mapuches. Mistral en su momento observa ese racismo, lo presenta de una manera poética. Por ese tipo de cosas estamos revisitando su obra.

(*) Nota de   Palabra Publica Universidad de Chile

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