13/09/2025 - Edición Nº1838

Economía y Política | 13 sep 2025

Historia de la Cuestión Agraria en la Argentina. Parte 8: Relaciones de subordinación con Gran Bretaña

13:04 |Octava entrega de la historia focalizada en el tema agrario , que es la historia de un país primero colonial, del sur global, como consecuencia dependiente y subdesarrollado, servidor de intereses ajenos a la vida de su pueblo, que desde el golpe cívico y económico de 1976 a reprimarizado su economía sirviendo al desarrollo ajeno en detrimento propio, por el ejercicio del poder de una clase dominante perfectamente adaptada históricamente como un engranaje más del sistema capitalista mundial liderado por potencias imperiales, primero por Inglaterra y posteriormente por EEUU. La idea es presentar en forma amena y rigurosa, distintas notas que den continuidad al relato histórico y emancipador que aspiramos al exponerlas.


Por Santiago Ali Brouchoud (*)

Desde la última fase de la dominación española en América y el Río de la Plata, Gran Bretaña trabajó por el libre cambio y contra el monopolio de España. Asimismo, la venta de esclavos capturados en África era otra forma de penetración del Reino Unido.

Es importante señalar que el Imperio Británico construido a partir del dominio de los mares y de la Revolución Industrial era una conjunción de penetración económica de productos manufacturados en Inglaterra y la conquista territorial y establecimiento de colonias en gran parte del mundo. Gran Bretaña realizó las primeras incursiones bélicas en el Río de la Plata con las invasiones inglesas de 1806 y 1807, que fueron exitosas al principio y luego reconquistadas. Esta fue una experiencia que demostró la capacidad del pueblo para enfrentar al enemigo externo por más poderoso que fuera.

Luego, como ya se puntualizó en la parte 3 de esta Historia, se tomó en 1825 el Empréstito Baring Brothers, que inauguró el uso de la deuda externa como instrumento de dominación y quita de soberanía política y económica, situación que se repitió a lo largo de distintos momentos posteriores de la historia, como los recientes y calamitosos acuerdos con el FMI en 2018 y 2024 en los gobiernos de Macri y Milei. A través de la deuda externa se controlan y limitan las políticas públicas del estado, se corrompen a funcionarios y legisladores y se hunde a las grandes mayorías en la pobreza.

En 1833, Gran Bretaña invade el territorio nacional argentino al tomar posesión por las armas de las Islas Malvinas que siempre fue reclamada por Argentina, salvo con el actual gobierno de Milei. El reclamo por las islas desembocó en la Guerra de Malvinas de 1982, que terminó en grave derrota. Entre 1845 y 1846 se produjo la llamada Guerra del Paraná, donde la Confederación Argentina bajo el comando estratégico de Don Juan Manuel de Rosas y el comando táctico en el teatro de operaciones del glorioso y casi olvidado General Lucio Norberto Mansilla, un héroe que cuarenta años antes había combatido en las invasiones inglesas. En la Guerra del Paraná, la Confederación Argentina venció a las tropas anglo- francesas coaligadas en donde se enfrentaban los librecambistas imperiales contra los proteccionistas locales. Los invasores hablaban de libre navegación de los ríos contra el derecho del estado argentino de controlar sus ríos.

Luego, en 1852 el general entrerriano Justo José de Urquiza rebelado contra Rosas con otros federales contrarios a él y a la independencia nacional, con la participación de fuerzas uruguayas y brasileñas y con financiamiento británico derrotó a Rosas, que luego se exilió en Inglaterra donde falleció décadas más tarde.

Desde el principio de la ganadería argentina, Gran Bretaña fue comprador de carne argentina y lo mismo ocurrió con la agricultura. A fines del siglo XIX, como ya contamos en la parte VI de esta historia, se instalaron los frigoríficos y aumentaron exponencialmente las exportaciones. Argentina ocupó en el siglo XIX y hasta avanzado el siglo XX en la división internacional del trabajo, el rol de granero del mundo con una oligarquía terrateniente y un comercio importador muy fuerte, pero con una enorme desigualdad social.

Gran Bretaña necesitaba, además de su flota marítima, instalar un sistema ferroviario en el país para facilitar las exportaciones agrícola- ganaderas argentinas hacia su territorio. Por eso, si bien en el primer ferrocarril argentino intervino con la venta de locomotoras y otro material ferroviario, luego rápidamente controló todo el sistema ferroviario.

El primer ferrocarril, llamado “Ferrocarril del oeste”, unía algunos barrios de la ciudad de Buenos Aires. En 1854, la Sociedad del Consorcio Ferrocarril Oeste propuso al gobierno de la Provincia de Buenos Aires, que en ese momento incluía a la ciudad de Buenos Aires, la construcción del ferrocarril. El consorcio estaba formado por particulares, pero la financiación se hizo con un subsidio de la Provincia y empezó a funcionar en 1857 y en 1863 pasó a ser propiedad exclusiva del Estado. Con la construcción y puesta en funcionamiento de este ferrocarril se dijo en ese entonces que Buenos Aires dejaba de ser la Gran Aldea para convertirse en la París del Plata.

El controvertido Domingo Faustino Sarmiento, que luego fuera presidente entre 1868 y 1874, decía que el tren debía ser el principal impulsor del mercado interno, uniendo distintas regiones entre sí y fomentando el comercio nacional. Sin embargo, los planes de las compañías inglesas con la complacencia y complicidad de la burguesía local tenían como único interés traer los productos del interior al puerto de Buenos Aires para exportarlos a Londres. En lugar de un modelo ferroviario en forma de telaraña, interconectado, se construyó en forma de abanico, sin conexiones entre las regiones y circunvalado hacia el puerto.

En 1862 el gobierno de Mitre otorgó a un consorcio británico la construcción del ferrocarril Córdoba - Rosario. El convenio muy favorable a la Empresa incluía condiciones dignas de puntualizar: en primer lugar, el Estado se hacía cargo de la compra de tierras, la construcción de estaciones y garantizaba a la Empresa una ganancia mínima anual del 7 %; en segundo lugar, la empresa recibía una lengua ( 5 km) de terreno a ambos lados de las vías y quedaba eximida del pago de impuestos y de derechos de importación. Mitre declaró que este contrato era un modelo para las futuras generaciones, lamentablemente para los intereses de la Nación. Sarmiento, que era Ministro del gobierno de Mitre, mantuvo correspondencia con él, planteándole objeciones, como, por ejemplo, que en USA eran frecuentes estas concesiones de terreno a lo largo de las vías férreas, pero se hacían en lotes alternados, promediando entre los concedidos unos de igual extensión que retenía el propietario original.

El ferrocarril Oeste, primer ferrocarril, fue vendido a una compañía británica en 1890 (año de crisis económica). Luego, en 1948 los ferrocarriles fueron nacionalizados y se cerró el Ferrocarril del Oeste. Otro dato a señalar fue que, según historiadores paraguayos y argentinos de corrientes históricas revisionistas-, Gran Bretaña fue decisiva en la gestación de la Guerra de la Triple alianza o Guerra del Paraguay, azuzando la contienda y financiando los ejércitos de Argentina, Uruguay y Brasil. Las razones eran que Paraguay era un país de avanzada no sometido al Imperio y debía ser castigado. La guerra terminó con miles de muertos de los cuatro países contendientes, pero en especial de Paraguay, que perdió casi toda su población masculina desde adolescentes a adultos y además un 40% de su territorio, que pasó a manos brasileñas y argentinas, aunque en menor medida.

En la parte 9, seguiremos hablando de la influencia subordinante de Gran Bretaña en el Río de la Plata en general y en la cuestión agrícola ganadera en particular. Aclaramos que este es un trabajo de investigación periodística que trata muchos temas y cuestiones, pero por razones de extensión de cada capítulo y de la obra en general, si bien trata muchos temas a lo largo del tiempo deja otros sin tratar o no profundiza en problemas que lo requerirían. Tratamos de tener rigurosidad histórica y ubicación geopolítica, teniendo en cuenta que la historia de la humanidad transcurre entre dos dicotomías: pueblos conquistadores y conquistados y clases dominantes y dominadas.

 (*) Fundador del Movimiento Federal por la Soberanía Nacional. Colaborador en Argentina con el Semanario Vanguardia Campesina

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