15/10/2025 - Edición Nº1870

Internacional | 25 sep 2025

Desde Puebla Mexico

Narcolavado y Geopolítica: La hipocresía de la 'Guerra contra las Drogas' en Wall Street

La narcoeconomía cuenta, sobre todo en Estados Unidos y otros países desarrollados, con un consumo y demanda de drogas que generan y aseguran una enorme rentabilidad y una altísima tasa de acumulación de capitales. El narcotráfico se convierte en primer gran negocio mundial (por encima del armamentismo y de los hidrocarburos). Ello a su vez abre a los grandes narcotraficantes las posibilidades de un alto grado de concentración y centralización de poderes económicos; de expansión y racionalización de las organizaciones y operaciones; de influencia y control crecientes sobre economías y sociedades nacionales. Pero, ¿ qué más hay detrás de las recientes movidas de las tropas de EEUU en el caribe?. Esta nota concatena hechos y plantea dudas a considerar, engloba la geopolítica y da un atisbo a un posible rumbo que consolide el control crecientes de un negocio multimillonario para un imperio en crisis estructural. ¿Dónde hay un gran negocio para alimentar al gigante que está perdiendo la supremacía de la eficiencia y productividad para producir bienes y servicios y cuya deuda se hace insostenible?.


Tono Ballinas (*)

Los  medios de comunicación nacionales e internacionales en sus titulares  dan cuenta de la violencia en el mundo, exponen, por ejemplo, a las organizaciones del narcotráfico, de cómo actúan impunemente dentro de un Estado nación, y obvian por otro  a las empresas multinacionales, cuya violencia es legitimada y legalizada por el sistema, como lo son Femsa, América Móvil, Electra, Cemex, Grupo México, Granjas Carroll, Volkswagen y Audi, Banco Actinver Grupo Financiero, Coca Cola y las empresas mineras que han destruido el medio ambiente. Tanto el narco como las empresas anunciadas operan en nuestro país con una estructura empresarial eficiente para dañar. El parangón entre la primera y las posteriormente anunciadas no solo es en términos de su legitimación social; tanto el narco como las empresas mencionadas, coinciden en su formación estructural y de funcionamiento, y específicamente, ambos campos se mueven en la lógica del capitalismo: desprecio al ser humano y supremacía por la ganancia. Por esta razón, no debe resultarnos extraño que al ser ambas un negocio global, sus finanzas se legalicen en el sistema financiero. No es extraño que el narcotráfico requiera para su subsistencia una integración al sistema financiero internacional que le permita legitimar sus ganancias.  En este sentido, los Estados naciones, más allá de ser ajenos al actuar delictivo, en un momento, le brindan los espacios de legalidad requeridos. En esta lógica, una organización de narcotraficantes no es diferente a una empresa automovilística. Las dos requieren y tienen una estructura con liderazgos establecidos por zonas que les permite operar para la consecución de sus objetivos, en tanto el Estado, consciente o no, indirectamente, les permite la legalización de sus ganancias.

Estas empresas, el narco y las legales, necesariamente cuentan con divisiones especializadas: producción, logística, distribución y seguridad. Esta ingeniería empresarial requiere de una infraestructura compleja que incluye transporte, rutas internacionales, bodegas y mecanismos de vigilancia para garantizar el ciclo productivo: crear, transportar, vender y lavar las ganancias. La competencia, como en el mundo corporativo, es despiadada, con guerras por el control del mercado que recuerdan las rivalidades entre gigantes. Como ejemplo de lo antes dicho, se puede trazar un paralelismo entre la escisión de las empresas Adidas y Puma, nacida de una aparente disputa familiar de intereses, con la fragmentación de cárteles como el caso de Guadalajara.

El nexo que asimila al narco a una empresa legal es, entre otros elementos, el lavado de dinero. Esta acción administrativa requiere de un grupo financiero competente para asimilarse al capital ilícito, lo cual se hace vía el establecimiento de negocios como inmobiliarias, gasolineras, casinos, criptomonedas y un sinfín de empresas que le dan vista de legalidad, y esto no es posible sin la participación de instituciones bancarias.

El modo de integración del flujo económico del narcotráfico a la legalidad no es una afirmación a la ligera, basta recordar el caso del HSBC México en 2012, cuando este fue multado con 1.900 millones de dólares por aceptar grupos del narcotráfico mexicano y lavar miles de millones de dólares. Pero es necesario tener en cuenta que este no es un problema exclusivo de México ni de instituciones bancaras establecidas en nuestro país, instituciones como JPMorgan, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon también han sido parte de estos actos delictivos. De esto último dio cuenta la investigación surgida de los "FinCEN Files"  de los  reporteros de BuzzFeed News, que dejo en evidencia en septiembre del 2020, primero, que la misión de la Red de Control de Delitos Financieros de Estados Unidos protegía por omisión el sistema financiero de actividades ilícitas,  y segundo, que las instituciones más importantes del sistema financiero estadounidense se implicaron en el lavado de dinero a nivel mundial como se constató mediante la filtración de miles de documentos que daban cuenta del manejo ilegal de billones de dólares provenientes del narcotráfico. Este hecho indicativo que el narcotráfico es un fenómeno global y no local, cuyos beneficios son capitalizados por los países centrales y el sistema financiero internacional.

Se constata cómo los medios de comunicación son parte del lubricante de un sistema de engranajes multimillonario, cuando nos muestran a un ser lumpenizado e ignorante como actor intelectual y material de un negocio tan lucrativo como el narco. Sin embargo, la empresa del narco apunta a que los verdaderos gestores y organizadores de los cárteles operan desde un escritorio, pulcro y moderno. Los verdaderos jefes del narco se encuentran rodeados de abogados y seres que pululan en instituciones financieras de diversos países.

Los hechos nos muestran claramente cómo lo expuesto sale a la luz ocasionalmente, pero se trata de obturar su difusión en la opinión publicada bajo un manto de acciones que se terminan adjudicando a un bien superior, como es la  seguridad nacional. Podemos recordar el reportaje "Dark Alliance" del periodista Gary Webb (quien después de publicarlo en 1996, vivió un infierno) aunado al informe interno de la CIA de 1998. En el primero se advierte que la agencia coordinó la producción, tráfico y lavado de dinero en instituciones bancarias estadounidenses y latinoamericanas producto del narcotráfico colombiano, y en el segundo, la CIA, el 27 de abril de 1998, confirma su conocimiento y consentimiento del mismo, con el objetivo de financiar a la contra nicaragüense en la década de 1980. El informe que consta de 410 páginas que fuera presentado ante el congreso estadounidense se trata de una versión sin clasificar de otro, obviamente, clasificado, donde evita asumir cualquier responsabilidad. Posterior a estos hechos, misteriosamente, desde Colombia, se crearon rutas alternas y seguras que involucrarían a América Central y México en el tráfico de drogas, lo que daría una justificación a la CIA para diluir cualquier responsabilidad a un colectivo de tráfico siniestro futuro. Medina (2012) afirma que "Para su comercialización se crearon importantes rutas por el Pacífico colombiano, en un recorrido en el que la droga partía de Buenaventura y El Chocó, hacia Honduras, Salvador, Guatemala y México, y de allí a los Estados Unidos y Canadá, al mercado de consumidores" (p. 41).

Este hecho inauguró el narcotráfico como empresa transnacional y desde entonces fue utilizado como instrumento de financiamiento para derrocar gobiernos no empáticos con los intereses norteamericanos. Esta aseveración se optimiza y se fortalece cuando nos percatamos de que la historia del narco mexicano se funda en 1980, cuando el Cartel del Valle colombiano genera la producción de cocaína y, con posterioridad, ante la necesidad de exportar, establece el crecimiento y arraigo del crimen organizado en diversos países entre ellos, el nuestro. Medina (2012) sostuvo: "El cartel del norte del Valle manejó varias rutas en el desarrollo de la industria del narcotráfico, entre ellas las más importantes fueron: ruta 1, Bogotá-México-Estados unidos. Ruta 2 Pacífico, Colombia-Centroamérica-México." (p. 44).

Es evidente, entonces, que la comercialización de los productos del narcotráfico requiere de una logística internacional y global, de la intervención de múltiples actores, nacionales y extranjeros que permitan, unos, el uso de la infraestructura estatal para logar el trasiego de sus productos y con esto, brindarle seguridad a la mercancía, elemento finalmente importante y esencial en toda empresa. Marx (1998) argumentó: "La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un "inmenso arsenal de mercancías" y la mercancía como su forma elemental." (p. 48)., y otros, a asumir la parte de la realización mercantil que les permita convertirla en mercancía circulante o, mejor dicho, en dinero.

Recientemente, la propuesta de designar a los cárteles como organizaciones terroristas, impulsada anteriormente por senadores como Lindsey Graham, ha sido revitalizada. Un nuevo grupo de senadores republicanos, entre ellos Tom Cotton, Marco Rubio y Ted Budd, ha presentado la “Ley de Erradicación de Cárteles”. Esta iniciativa busca otorgar amplios poderes al presidente de Estados Unidos para utilizar la fuerza militar en territorio extranjero, considerando el “consentimiento” de los gobiernos anfitriones, pero con la amenaza de sanciones económicas severas en caso de negativa.

Esto plantea una paradoja crucial: si, como sugieren las evidencias, el negocio del narcotráfico debe estar o está profundamente integrado en el sistema financiero internacional para convertirlo en dinero circulante —con epicentro en Wall Street, ¿cuál es el verdadero objetivo de esta propuesta?

En primera instancia, hay que decir que los senadores que exponen y movilizan la propuesta en la Casa Blanca están políticamente y económicamente ligados a instituciones financieras señaladas en escándalos de lavado por el "FinCEN Files".  Datos obtenidos de OpenSecrets.org nos muestran cómo los senadores promotores están vinculados a Goldman Sachs, JPMorgan Chase y Bank of America, entre otras. De aquí, la conclusión no es sospecha: los cárteles que operan en América Latina son empresas transnacionales, cuya existencia depende no solo de un sistema financiero local, sino internacional, con actores igualmente locales e internacionales.

Bajo esta idea, es claro que las iniciativas de intervención de los senadores norteamericanos despiertan suspicacias válidas sobre los verdaderos fines y objetivos de la propuesta. ¿Realmente se espera terminar con una empresa tan lucrativa que ha sido sostenida por los grupos financieros más poderosos de Norteamérica? ¿O quizá lo que se pretende es reordenar y controlar uno de los negocios ilícitos más lucrativos, como lo es el lavado de dinero, y con ello apuntalar una hegemonía geopolítica en decadencia del país del norte? Esto también es realmente posible ya que no debemos olvidar la intervención del Departamento del Tesoro norteamericano sobre “Intercam Vector”, institución financiera mexicana propiedad del empresario norteño Alfonso Romo, quien fungiera como asesor económico de la 4t durante el primer año del gobierno de AMLO. Empresa financiera cuyos señalamientos norteamericanos indicaban que Vector facilitó pagos de empresas mexicanas a empresas con sede en China. Es decir, los Estados Unidos buscan nuevamente reconfigurar su control sobre los activos del narco como en los años 80. Esto constituiría una farsa el hecho de que el gobierno de Donald Trump realmente esté preocupado por la población adicta estadounidense, puesto que, durante su primer gobierno, no reparó sobre ese tema.  Así pues, mientras el foco se pone en la violencia callejera para justificar intervenciones militares, en jefes del narco de poco pelo, en los adictos, etc., los capos mayores, los arquitectos financieros del narco, continúan operando con impunidad. Ahora, este es el gobierno en Estados Unidos, y hoy, va no solo por las instituciones financieras, sino por el control total de los Estados Nacionales con la fuerza militar como ayer lo hizo con el narcotráfico en Nicaragua. No soslayo el hecho de que el lector pueda considerar este análisis como una analogía extrema entre las empresas del narco y las consideradas legales, pero el funcionamiento  y sus fines de ambas en la realidad, no dejan lugar a dudas, tampoco omito el hecho de que la inferencia deductiva planteada en lo general, nos lleva a concluir particularmente un hecho cierto y verificable dentro de la lógica formal, suficiente para considerar la seriedad y veracidad de la deducción de carácter político aquí establecida, sin soslayar que Marco Rubio, principal promotor de la propuesta de intervención,  ha sido ligado al narcotráfico en complicidad con su cuñado Orlando Cicilia -casado con Barbara Rubio-, de quien se ha documentado con elementos judiciales escritos, que Cicilia, lideró una red de tráfico de cocaína en Miami.

 Así pues, en todo análisis político, habrá encuentros, documentos, relaciones y actos de carácter furtivo de los que no podamos dar cuenta, pero la utilización de la metodología científica deductiva, bien que nos explican todo aquello que no se muestra a simple vista partiendo de lo general a lo particular y partiendo de hechos reales y conocidos, así pues, termino diciendo que Kosik (1967) afirmó: "toda ciencia estaría de más, si la forma de manifestarse las cosas y la esencia de éstas coincidiesen directamente." (p. 24).

(*) Conductor del programa M12 en el aire hace 20 años en la Radio BUAP ( de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) .Licenciado en Derecho y Lingüística y Literatura Hispánica.

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