viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1333

DDHH | 23 mar 2021

Cristina Bustamante

Reportaje a una sobreviviente del horror

La Plata, los lugares están y la parte de la sociedad que fue cómplice también.


Tarde calurosa, las cigarras anuncian que todo se va a poner peor. Las sierras de verde inertes están, un celeste inmaculado en lo alto y la parsimonia de una tarde de pandemia.

A mi, solo me queda asumir que estamos en las antípodas de aquel 24 de marzo de 1976, donde todo se tornaba oscuro, frio y los sonidos del silencio cómplices, comenzando su reinado de terror.

Confieso que no es la primera vez que la entrevisto, pero no puedo ocultar el no acostumbrarme, ni el deseo de hacerlo.

Ella, antes de comenzar, va a buscar el mate, en silencio la despido, mi amiga ya no volverá por un buen rato. Esa tácita despedida es el preludio de lo inevitable, mi piel me abandona otra vez y deja todo lo sensible expuesto, sólo resta sentir.

Regresa con la infusión que infructuosamente intentará deshacer los nudos en las gargantas o ser el encargado de ocultar algunos silencios indisimulables. Delante mío, en toda su plenitud, Cristina Bustamante, estudiante de Bioquímica en la Universidad Nacional de Ciencias Exactas de La Plata en 1977, Secuestrada y Desaparecida por la última Dictadura Cívico Militar Eclesiástica, el 23 de septiembre del mismo año, en la misma ciudad, con apenas 22 años.

Su mirada se agudiza, su voz asume una cadencia imposible de describir. Todo está dispuesto para transitar por relatos que nos entregaran pinceladas de oscuras acuarelas, tornándose en un sórdido sepia lacerante.

-Cristina, que paso el 23 de septiembre de 1977?
   

Eran las 21 horas, yo me había bañado, me hice la toca para alisarme el pelo, como se usaba y ponerme a estudiar para el parcial de Inorgánica con el Cotton en mano. (Hace una pausa) Sabes? No quiero dejar de recalcar la figura del entonces Secretario Académico el Doctor Villani, un ejemplo académico al cual uno accedía directamente y te atendía, te solucionaba el problema. Prosigue, con naturalidad. Mi hermano miraba un partido de Boca por la copa Libertadores. Golpearon la puerta y era la Policía de la Provincia de Buenos Aires, revisaron poco, no encontraron nada, nada de lo que buscaban, pero sí se llevaron una cajita con algunas humildes joyas, que tenía. No encontraron nada, porque no tenía nada, yo no militaba, los amigos me contaban cosas, solo eso, porque suponían que a mí no me iban a llevar, se equivocaron. Igualmente supe hacer las cosas, aguanté, para no comprometer a mis compañeros y a mi misma. Me llevaron en Jeep, encapuchada, hace poco me enteré que habían desplegado tremendo operativo esa noche, yo no lo sabía.

-Donde quedaba tu casa?
-Yo vivía en 121 esquina 43, en La Plata, claro está, en el límite con Ensenada. Barrio Hipódromo de este lado, Barrio El Dique del otro. 
Me dijeron, ponete algo. Yo salí en pantalón y sandalias, tenía puesto un boody y un pullover, agarré el tapado y la cartera. En los primeros metros mire el barrio, con la sensación que era la última vez, después todo fue oscuridad. Ese fue el comienzo de mi periplo, que duro seis meses.

-Esos seis meses fueron siempre en La Plata?
- Si, yo estuve en la Brigada, que le decíamos La Casita, porque tenía un espacio en medio, ahí estuve siete días, en medio me llevaron un día a Arana que era la División de Cuatrerismo, en las afuera de La Plata, el lugar de mayor tortura. Después de unos días en La Brigada me trasladaron a la Comisaria 5ta, eso fue el 30 de septiembre. Estaba temblando, muerta de frio, los guardias comentaban que hacia cero grado. El primero de octubre nos llevaron a lo que creí era la Unidad Regional, pero nunca lo pude corroborar, lo extraño es que ahí me recibió una mujer, pero en esa Unidad no había mujeres, podría tratarse del Destacamento de Policía Montada de 1 y 60. Lo que recuerdo es que se escuchaban a lo lejos voces de jóvenes, como en un recreo, pero nunca supe si se trataba de La Legión Extranjera como llamábamos a uno de los colegios secundarios, o la escuela Alvarez Thomas, podría ser cualquiera de los dos lugares. Solo un día estuvimos ahí, pero fuimos torturados duramente. El día 2 de Octubre me llevan a la Comisaria 5ta, donde permanezco hasta el 7 de Febrero. Saber esa ubicación era fácil, agrega, porque escuchábamos las campanadas del Seminario que está enfrente. Recién en noviembre del 2019 pude volver a recorrer ese lugar, donde hoy funciona el espacio para la Memoria, verdad y Justicia de La Comisaria 5ta, lugar donde nació Leonardo Fossati, Ana Libertad Baratti de la Cuadra y varios niños más, muchos de los cuales al día de hoy, pese al trabajo sin descanso de Abuelas y demás Organismos no han logrado recuperar su identidad.

Desde el 7 de febrero hasta el 10 de marzo me llevan a Arana, luego me trasladan al Pozo de Banfield y luego me liberan.

-Como se orientaban en este nefasto circuito?

- Según, identificar Arana era fácil, porque era un viaje largo, calles de tierra y el cruce de las vías. Siempre con capuchas o al menos vendados. Los horarios de traslados eran metódicos, había cierta rutina. Sabes? Habíamos aprendido a contar el golpe de las puertas de los autos, cuando se escuchaban cuatro puertas sabíamos que venían a buscar a uno de nosotros. Si se oían dos puertas, era que venían a traer a alguno o a torturarnos. Aún hoy cuento cuántas puertas se cierran cuando para un auto a la noche.
 

El único traslado que fue diferente, fue el de la liberación. Yo y otra compañera, Zulema Leira compañera de Astilleros Rio Santiago, íbamos en la parte trasera, recuerdo que era de día y paramos a cargar nafta, los tipos charlaban con el empleado, estaba ahí, nos tuvo que haber visto, pero nada, seguimos viaje. Nos pasearon hasta la noche, en realidad hasta la madrugada del día 11. Zulma era la pareja de Edgardo Bonin, que fue compañero mío de detención junto con Héctor Baratti y Humberto Fraccaroli. A Héctor y Humberto no los volví a ver, en 2009 se encontraron sus restos como víctimas de los Vuelos de la Muerte. De Bonin, todavía hoy no sabemos nada. A Zulema no la volví a ver hasta el año 2012, cuando presento mi libro “Lili Relato de un secuestro” en oportunidad que pusimos una baldosa en recordatorio de Lili, en el lugar donde había estado su casa. 
 


-Alguna vez te preguntaste porque a vos?

Mira, yo tenía la plena certeza de que me tocaría tarde o temprano, ya se habían llevado a amigos. Recuerdo un día le dije a mi madre que sería mejor que me vaya un tiempo, a lo de la Tía Isabel en Capital porque estaban pasando cosas y ella me dijo que no me preocupe, que si me llevaban, cuando yo les dijera que no tenía nada que ver con nada, me soltarían. Bueno, no fue así.

Bueno por lo que contas, mamá estaba lejana a lo que acontecía. Y tu viejo?

Con papá nunca hablé de los miedos antes del secuestro, tal vez la historia hubiera sido otra. Mi viejo, Juan Ángel Bustamante era un sindicalista de mucho peso en el Gremio de la carne, en el Frigorífico Swift y después trabajó en Astilleros Rio Santiago, en el pañol de soldadura. Peronista de Perón, con él hablaba de política, siempre le decía que él me echo de La Plaza, virtualmente, solo fue en una discusión en la que me mando al diablo, yo estaba un poco más a la izquierda. A mí no me cerraba mucho el Perón del 74. Mi viejo? Un tipo de una integridad asombrosa.
 

Y la Cristina recién liberada? ¿Cómo era?
No tenía nada, no sentí nada, no era protagonista de mi vida, el mundo me pasó por al lado. Me fui un tiempito a Mar del Plata, pero no funcionó. Recuerdo con muchísimo dolor el Mundial 78, es más, me llevaron a los festejos. Yo estaba absorta, no podía creer lo que pasaba mientras pasaban tantas otras cosas. Parecía una película, absurda, descabellada, increíble.

La Plata, florida, colorida, juvenil que viviste antes del secuestro, ya no fue la misma?

Ojo, yo amo a La Plata, soy bien tripera y platense. Pero la vi de otra manera, el entender porque se ensañaron con La Plata, con los pibes que estudiábamos ahí. Pibes de todo el país, venían. Lo que todavía trato de comprender la complicidad de toda una ciudad, porque nos trasladaban de dia, los pibes y pibas faltaban, no volvían. Es más en la 5ta de La Plata, había un departamento al lado que tenían que ver todo, y hasta hoy no vieron nada. En los años que llevo trabajando en el tema de la Sistematización de la Violación de los Derechos Humanos puedo decir, que La Plata era junto a Córdoba Capital, ciudades con muchas Cabezas Pensantes. Tenían a la gente muy marcada, por eso en la primera hoja de mi libro, hay una ilustración de Los Cuervos rodeando la ciudad, estaban agazapados, solo esperaban el momento.
 -Los estudios? Volviste a la Universidad?

Sí, pero ya no era lo mismo, no pude conectar, era otro lugar, frio sin la ebullición que la caracterizaba. Mirá, estos tipos no me ganaron, un año sola pensando frente al mar y decidí vivir sin odios, salir desde el amor, un mérito propio, y desde ahí este camino de militancia sin descanso. Pero lo que sí me sacaron, fue la posibilidad de terminar mis estudios y recibirme, era lo más deseado, era lo que quería, eso me lo arrebataron. 

Ese circuito de terror, oscuro, frio, doloroso, es parte de La Plata? O es un mundo surrealista, otra dimensión, que ya no existe, aunque el recuerdo atraviese el tiempo?

Claro que es La Plata, los lugares están y la parte de la sociedad que fue cómplice también. 

Cristina, que opinas de tu contacto con la justicia, con respecto a su desempeño sobre los Derechos Humanos? 

-Por una parte, somos ejemplo para el mundo en cómo se juzgó lo sucedido. A diferencia de los otros países de la región, Argentina hizo un proceso mucho más comprometido. Cuando Alfonsin, casi en ruego pidió que vayamos a declarar, fui. Eso fue en Comodoro PY, me sentí nuevamente ultrajada. Era un interrogatorio cruel, sólo me faltaban las vendas en los ojos. 

Lo que si debo destacar es una instancia posterior, que nació en La Plata y no fue de casualidad, nace de un grupo de abogados querellantes que conformaban la APDH, que decidieron armar lo que se conoció con el nombre de Juicios de la Verdad, desoyendo a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Ahí, con la toma de indagatorias, se empezó a armar el rompecabezas, entonces cuando Néstor Carlos Kirchner deroga esas nefastas leyes, las causas ya estaban encaminadas. En ese contexto voy a declarar y es mi testimonio, el que ubica al capellán Christian Von Wernich en el Campo de Arana. De ese proceso quiero destacar a personas muy valiosas, altamente comprometidas con llevar justicia sobre estas causas, como las doctoras Marta Vedio y Alicia Peralta, esta última sigue siendo una gran amiga hasta la actualidad. Párrafo aparte debería dedicar al juez Carlos Rozanski, un magistrado con compromiso y con la sensibilidad necesaria para esas causas tan sensibles. El trato para con nosotros fue con el mayor de los respetos. Después, volví a declarar a Comodoro Py por la cusa de robos de bebes y seguía todo como hace 35 años atrás. 

-Llega el final de esta nota, te invito a que el cierre lo elijas vos. Sabes que esta nota es para el Blog de Populismo K, una agrupación platense, que viene trabajando mucho y muy fuerte.

- Si, Populismo K me identifica, siempre digo que Néstor se equivocó cuando dijo que nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio, todo lo contrario, diría yo. Estoy identificada con Néstor y Cristina que fuimos contemporáneos, que compartimos espacios comunes y con quien nos cruzábamos frecuentemente en las pensiones de La Plata. Creo que con ellos nació un Proyecto que tiene en Axel, Máximo y en muchos otros compañeros y compañeras jóvenes que prolongarán esta militancia y estas políticas nacionales y populares mucho más allá en el tiempo de lo que los gorilas puedan imaginar.

-Gracias Compañera. 

Cristina Bustamante, hoy sigue militando con todas sus fuerzas. Es la Secretaria de Derechos Humanos de Facón Grande Punilla y se acaba de ir de esta entrevista a supervisar las actividades que se están preparando para el próximo 24 de marzo. Es un ejemplo de compromiso, de lucha, de amor. Siempre hacia adelante con un poder que creo es porque no está sola, es ella con Lili, Humberto, Edgardo y Héctor, los que dan a esta mujer la memoria, la lucidez y la fuerza, para seguir luchando 45 años después.

Por ella y por todos decimos NUNCA MAS

##MemoriaVerdadJusticia. 

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