jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1332

Economía y Política | 26 nov 2022

Opinión por Claudio Lozano

LA ESCALERA DE LA POBREZA

La realidad se impone, la pobreza desde la implantación de las políticas de la última dictadura cívico-militar se ha incrementado y consolidado con cada crisis. Hay componentes estructurales cristalizados (desindustrialización –reprimarizacion), además de estar sometidos a una geopolítica de dominación desde afuera (ejemplo deuda externa-FMI) y desde adentro, más allá de las crisis locales o globales y la distribución regresiva de los ingresos, que inciden desde luego. Estos factores hacen que nuestro producto bruto social no crezca lo suficiente para acompañar el aumento poblacional y las necesidades de la población para hacer de nuestro país un país con justicia social. Cabe la frase: No somos un país pobre sino un país empobrecido.


Los indicadores oficiales referidos a las condiciones de vida de la población dan cuenta de que en el último año se ha consolidado en la sociedad argentina un nivel más alto de pobreza. Con esto nos referimos a que, más allá de los saltos que este indicador pudo haber tenido a causa de las crisis económicas provocadas primero por la gestión de Cambiemos y luego por la irrupción de la pandemia, una vez que la actividad económica logró recomponerse, la pobreza ya no se redujo a los niveles que exhibía previamente.

Para mantener niveles de pobreza similares al techo que había dejado la crisis macrista (38,3% a fines de 2019), hoy es necesario generar un producto social mayor al de aquel entonces. En este sentido, una vez superada la crisis económica provocada por la recesión de 2018-2019 y profundizada por la pandemia, la pobreza y la indigencia se consolidan en un nivel más alto al que registraban con anterioridad. En efecto, el último dato disponible, correspondiente al 2do trimestre 2022 y enmarcado en un proceso de recuperación económica sostenida desde la salida de la pandemia, refleja un nivel de pobreza del 38,2%, superior al promedio de la gestión de Cambiemos, que estuvo en torno al 32%. Esta situación se inscribe en un proceso de fuerte regresividad en la distribución de los ingresos que se refleja en un rápido deterioro en la participación de la clase trabajadora en el producto social y, consecuentemente, un salto en la apropiación del excedente por parte del  capital. La ampliación de la desigualdad, si bien comenzó durante el gobierno macrista, continuó en la gestión del Frente de Todos. A continuación se describen brevemente ambas etapas:

  • Durante la gestión de Cambiemos, el peso de la Remuneración al Trabajo Asalariado (RTA) en el Valor Agregado Bruto (VAB) cayó del 53% al 46,5% (-6,5 p.p.), mientras el Excedente de Explotación Bruto (EEB) trepó del 36,5% al 41,7% (+5,2 p.p.). Este acelerado incremento de la desigualdad, en un contexto en el cual la economía cayó un 4,7%, implicó que la masa salarial se redujera un 15% en términos reales, al tiempo que el EEB se engrosó un 10,6%. En ese marco, la pobreza ascendió del 29,5% al 38,3% y la indigencia se incrementó 3,3 p.p.

 

  • En el período que lleva gobernando el Frente de Todos, luego de la pandemia se dio un proceso de recuperación económica que no logró mejorar las condiciones de vida debido a que estuvo acompañado de una profundización del proceso de regresividad distributiva iniciado por el macrismo. Al segundo trimestre 2022, la pobreza alcanzó al 38,2% de la población, mientras la indigencia afectó al 8,8%. Así, estos indicadores se encuentran en niveles similares a los de fines de 2019, aun cuando la economía creció un 5,7% desde entonces. Esta dinámica se debe en parte al incremento de la desigualdad que tuvo lugar en el gobierno de Alberto Fernández: entre el 2do trimestre 2019 y el 2do trimestre 2022, la participación de la clase trabajadora en el producto perdió 2,2 p.p. más, mientras el EEB llegó al 49,2% (+3,8 p.p.). Al darse en un contexto de crecimiento económico, ello implicó que la expansión real del EEB en estos años fue aún mayor al período previo (+15,4%), al tiempo que la masa salarial semantuvo prácticamente estancada (+1%).

 

La trayectoria de la pobreza por ingresos en las últimas décadas, desde el quiebre de la Argentina industrial y el cambio radical en el patrón de acumulación provocado por la última dictadura militar y profundizado por las políticas neoliberales en los ‘90 y en la gestión macrista, refleja una dinámica en ascenso que se caracteriza por una sucesión de picos provocados por crisis coyunturales que luego van consolidando nuevos escalones de pobreza. Si bien las crisis son seguidas por fases de recuperación económica que llevan a un descenso de la pobreza, tal reducción nunca es suficiente para retornar a los niveles anteriores, sino que ubica al nivel de empobrecimiento general en un nuevo y más elevado estadio. A este fenómeno lo denominamos "la escalera de la pobreza". 

En efecto, al observar los datos históricos se verifica que, si a fines de los ‘80 la pobreza llegó a  un pico del 47,3% producto de la hiperinflación, la estabilización de los primeros años de los ´90 hizo descender este indicador hasta alcanzar un promedio del 22,5%, superior a los niveles previos. Luego, el efecto de la crisis mexicana vuelve a disparar la tasa al 27,9%, que logra reducirse levemente en los años siguientes pero promediando un nivel mayor al verificado con anterioridad (26,2%). Posteriormente, la crisis 2001/2 disparó el malestar social con la salida del régimen convertible expresándose en los indicadores con una tasa de pobreza del 57,5%. A partir de allí, la pobreza comienza a caer rápidamente hasta el 2006/2007, momento desde el cual, en un contexto en el que la economía sigue creciendo incluso hasta el 2011 y se implementan un conjunto de políticas sociales que transfieren ingresos a los sectores populares, la pobreza desciende a un ritmo menor y tiende a estancarse en los últimos años de la gestión de CFK, en niveles que promedian el 29,8%.  Con la asunción de Cambiemos, las políticas económicas neoliberales implementadas provocan un proceso recesivo en lo económico y regresivo en lo distributivo. Durante el gobierno de Mauricio Macri, en el cual tres de cuatro años fueron recesivos, no llega a consolidarse un nuevo escalón sino que lo que se genera son saltos abruptos en la pobreza que llegan a su máximo hacia fines de 2019.

Los últimos datos disponibles agregan un nuevo capítulo a la dinámica anteriormente descrita. De hecho, al 2do trimestre de 2022 la pobreza alcanzó al 38,2% de la población y la indigencia al 8,8%. Si bien ello obviamente implica un descenso respecto al pico provocado por la pandemia (47% de pobreza y 12,4% de indigencia en el 2do trimestre 2020), los valores actuales se encuentran por encima del nivel que exhibían estos indicadores antes de las crisis provocadas por la recesión macrista y la posterior irrupción del Covid-19. Recordemos que en la gestión de Cambiemos los niveles de pobreza promediaron el 32% y la indigencia el 6,3%. En cambio, las últimas mediciones, ya en un contexto de recuperación económica significativa, promedian un nivel de pobreza que ronda el 37% y de indigencia superior al 8%.

Haciendo foco en el último trimestre disponible, se observa que hoy en día es necesario un producto mayor para llegar al techo de pobreza que dejó el macrismo. Lo preocupante del panorama actual, es que este nuevo escalón constituye el piso a partir del cual se espera que crezca la pobreza en los próximos meses, producto de la desaceleración de la actividad económica y un posible escenario recesivo impulsado por las políticas contractivas implementadas por el Ministro Massa, en conjunto con una fuerte aceleración de la inflación que está provocando un rápido deterioro en los ingresos de los hogares.

Claudio  Lozano- Economista y político argentino, fue director del Banco de la Nación Argentina.​ También se desempeñó como diputado nacional de la Ciudad de Buenos Aires en representación del partido Unidad Popular.

    

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